"Disculpe, milord." A la mañana siguiente, Corantin se despertó no por la experta lengua de Emily, sino por las palabras de disculpa de una criada. "Hum, ¿qué pasa? ¿Por qué molestas al amo en su dormitorio?" La que respondió fue Emily, no Corantin, quien había reconocido a uno de sus subordinados. La criada estaba aterrorizada por recibir una reprimenda brutal o, peor aún, ser despedida por comportarse mal. Luchó por apartar la mirada de la enojada Emily, pero tras un silencio incómodo, volvió a mirar tímidamente a Corantin. Ella respiró profundamente para reunir valor y dijo: "Mi señor, hemos recibido una carta urgente para usted". —Dámelo —ordenó Corantin mientras extendía su mano para tomarlo. Buen día niño, Te envío este aviso con anticipación porque llegaré a tu propiedad en c

