Judith López Limpie mis ojos con las manos. —Me voy —dije en voz baja mientras se quebraba mi voz. —Ya me peleé con mis hijos, hasta corrí a uno de ellos, no te puedes ir así, aquí estas bien, ¿A dónde iras si no tienes a nadie más? Abrí los ojos de par en par, ¿cómo que se había peleado con sus hijos? ¿por mí? —Señora Cristina, no debió… Se cruza de brazos con mirada desafiante. —Si debí —se acerca lentamente y me abraza, le abrazo fuerte, mis lagrimas vuelven a salir, es la primera vez que siento un cariño parecido al de una madre —Judith debes ser fuerte, por un malentendido no debes ponerte así, muestra firmeza, por tu hijo, por ti… por un hombre no se debe llorar por muy amor de tu vida que sea. La miro y asiento, creo que tiene razón y es lo que más me duele. —¿Qué pasa

