Mason estaba sentado en su oficina, el rostro apoyado sobre sus manos, la mirada perdida en un rincón indefinido. La visita de su padre, Sebastián, había dejado un impacto muy profundo. El peso de las revelaciones no solo recaía sobre su mente, sino que lo golpeaba con una fuerza aplastante en su corazón. William Hill. El nombre resonaba como un eco en su cabeza, cada repetición cargada de rabia y confusión. William Hill, su abuelo, el patriarca de la familia, el hombre que siempre había despreciado su existencia por ser el hijo "bastardo", era quien había intentado matar a Nina. Durante todo este tiempo, Nina había creído que Samuel era el responsable de las amenazas y del intento de atropello que casi acaba con su vida. Pero la realidad era mucho más oscura y más peligrosa. "Si William

