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1285 Words
Los días pasan y pasan mientras yo me enamoro más y más de Stormi, ella es perfecta y me hace muy feliz, llevamos algunos meses saliendo y aunque ella es una niña que lo tiene todo a sus pies es muy sencilla, me encanta hacerla feliz con pequeños detalles y verla completamente entregada a mi cuando hacemos el amor. Hace unos días le regale un collar con nuestras iniciales, ella estaba feliz por el detalle y yo estaba feliz solo de verla sonreír. Todo iba perfecto, comencé hacer planes a futuro y pensar en trabajar, darle una vida perfecta a Stormi, porque eso es lo que es ella para mí. Mi futuro, quiero una vida a su lado, apoyarla en todo lo que se proponga. Hasta el día antes de su graduación en la secundaria, el día en el que todo cambio. Al llegar a la oficina con una enorme sonrisa en el rostro comienzo mi jornada laboral, el señor White me llama a su oficina y al entrar y ver su expresión sé que algo va mal. -              Te lo advertí e hiciste caso omiso – me suelta de golpe y sé que se refiere a Stormi. – te aprovechaste de mi confianza para engatusar a mi hija. -              Yo amo a su hija señor White – trato de defenderme. -              Por supuesto que la amas, ¿Quién no amaría a la heredera de una gran fortuna? Un arrastrado como tú por supuesto que la amaría o mejor dicho. A SUS MILLONES. – dice y por su expresión sé que está furioso. -              Su dinero es lo que menos me importa, la amo a ella – le digo y él se ríe -              Jamás permitiría que mi hija, mi única hija, mi princesa, hiciera una vida con un muerto de hambre como tú. – dice serio – ¿Qué clase de vida tendría? Irse a vivir a un cuchitril, dejar sus estudios y convertirse en ama de casa de una pocilga. – dice con asco y aunque sus palabras son ciertas me duelen – mi hija meceré una vida de reina como la que tiene y es algo que un pobretón como tu jamás podrá darle.  -              En poco tiempo voy a graduarme y conseguiré un empleo y.... - su bolso más económico vale más de lo que tu ganarías en un año. No quiero eso para mi hija y tu desaparecerás de su vida para siempre. -              Eso no va a pasar – digo y veo que él se pone de pie. -              Aquí tengo un cheque por veinte millones de dólares – dice caminando hacia mí con el cheque en sus manos – quiero que le rompas el corazón, ella es joven y se recuperara, mientras que tú puedes irte muy lejos a disfrutar del dinero.  -              No pienso hacerlo, se puede quedar con su dinero... -              Lo harás – dice mirándome a los ojos – porque de lo contrario voy a cerrarte todas y cada una de las puertas dejándote en la absoluta miseria. -              No soy fácil de intimidar, además de que podría lidiar con la miseria – respondo seguro. -              ¿y tu madre? – me pregunta y ahora siento el terror inundarme el cuerpo – se esforzó muchísimo por comprar ese apartamento en el que viven, además de que se encuentra cansada. Su pobre pensión podría desaparecer además de que puede aparecer una hipoteca, con pago inmediato.  – dice y siento terror. -              No sería capaz – le digo con los ojos llenos de lágrimas. -              Podría aplastarte como la cucaracha que eres. Amo a mi hija más que a nada en el mundo y estoy dispuesto a todo por salvarla de una vida miserable – dice seriamente – así que mañana después de su graduación se lo dirás. Por el momento recoge tus cosas y sal de mi empresa porque no quiero volverte a ver en mi vida. Salgo de la oficina con el pecho doliendo, camino hasta mi escritorio, no me toma mucho tiempo recoger lo que es mío ya que no es mucho. Viene un joven de recursos humanos con mi carta de despido y el cheque con la liquidación, salgo de la empresa jurándome que algún día volveré y todo será diferente. Al día siguiente voy hasta la mansión para la fiesta de graduación que Jeremy le hizo a Stormi. No he contestado sus llamadas desde que salí de la empresa ayer. Cuando entro a la mansión veo a muchas personas, respiro profundamente mientras busco a Stormi entre la multitud. -              Te has tardado – la escucho decirme detrás de mí y muy cerca de mi oído. Me doy la vuelta para quedar frente a ella mirándola seriamente, ella parece notarlo porque su sonrisa se borra al instante. - ¿pasa algo? -              Debo hablar contigo – le digo y ella asiente, comienza a caminar hasta el despacho de su padre, entramos y al cerrar la puerta ella trata de abrazarme, pero la detengo. – no me toques. -              ¿amor que pasa? – pregunta visiblemente dolida, respiro profundamente antes de hablar. -              No quiero volver a verte así que no quiero que me llames o tengas algún contacto conmigo. – veo sus ojos llenarse de lágrimas -              Dame una razón – dice sin derramar lágrimas, aunque puedo notar el dolor en su voz. -              Ya te tuve, quería saber que se sentía estar con una mujer mucho menor que yo, además de una virgen, pero ya me disté todo lo que buscaba así que ya no me interesas – digo con el corazón doliéndome. -              ¡mientes! – grita tratando de contener las lagrimas – tu me amas -              ¿amor? – pregunto fingiendo burla -   eso no existe, lo único que me importaría de ti ahora sería el dinero, pero ¿por qué esperar cuando puedo buscar a una verdadera mujer que me dé buen sexo y dinero al mismo tiempo? – siento como su mano se estampa en mi mejilla y sin decir una sola palabra más sale del despacho dejándome solo. – perdóname amor – digo derramando un par de lágrimas – juro que volveré por ti.     STORMI... Salgo rápidamente del despacho de mi padre con el pecho doliéndome de tal forma que siento que me quedo sin aire.  Corro hasta mi habitación y una vez allí dejo que las lágrimas salgan libremente. ¿Cómo pudo hacerme esto? Me duele el pecho demasiado, jamás espere que él me hiciera esto. Le di todo de mí, le entregue mi amor, me entregue a él, soñaba con una vida llena de felicidad a su lado, el me enseño lo que es el amor, aunque este fuera falso. Estaba dispuesta a todo por él, pero no fui lo suficientemente importante en su vida. Lloro toda la noche, el dolor y la tristeza no me dejan dormir, quisiera pensar que esto es un sueño y que en cualquier momento Alexander va a llamarme y todo estará bien. Pero por más que lo desee con todas mis fuerzas no sucederá.  Siento que la puerta de mi habitación se abre y luego escucho a mi padre. -              Cariño ¿qué pasa? – dice sentándose en el borde de la cama – anoche dejaste la fiesta sin aviso alguno y hoy no has bajado a desayunar. -              Papi ¿puedo pedirte algo? – digo mientras las lágrimas caen libremente. -              Lo que quieras amor – me responde acariciándome el rostro. -              Quiero estudiar en Alemania – digo y su expresión cambia – por favor. -              Mañana mismo viajamos – me responde abrazándome. Debo salir se aquí y comenzar una nueva vida lejos y olvidarme de Alexander Black.
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