Después de probar mi m¡embr0 fuerte y ven0s0, se sentó en él colocándolo con delicadeza, pero con deseo, mientras se acomodaba se daba placer y frotando su c*ñ* con mi abdomen. Se veía divina encima de mí, como si Cleopatra hubiera reencarnado sobre mí pero vestida de divinidad, sus s€nos, su cola, su olor, todo era perfecto aunque estuviera agitada.
Subimos el ritmo y con eso el sonido de placer en la alcoba, hubiera sido tan perfecto y no fuese sólo un sueño húmed0
—¡C*raj0!— dije mientras desperté en mi lujosa habitación en Montevideo, capital de Uruguay.
—Eyacul€, era sólo otro sueño — seguí diciendo como si no estuviese solo.
Mi nombre es Julián Vermilion, tengo 20 años y soy oriundo de Venecia, mi madre murió en un accidente hace años, y mi padre, bueno tiene algunos negocios por decirlo, turbios, supongo que me fui de casa hace unos años por escaparme de sus asuntos y de mis hermanos, pese a ser el mayor no quiero saber nada de aquello tan oscuro que dejé en Italia.
Todo estaba arreglado desde que nací, de hecho, soy un "rico de cuna" como me dicen los amigos de mi padre, de hecho nunca me ha molestado, sé que es verdad.
Pero un día, sentí una rara sensación mientras seguía en mi alcoba, mientras me iba a limpiar recibí una noticia, esa sensación la sentí como el día en que mi madre murió...
—Julián, nuestro padre ha muert0 — me dijo mi hermano menor, Nicolás, a través de la otra línea. —Estas ahí?, te necesitamos acá- siguió.
—No sabemos qué pasó, pero te necesito acá hermano.— la voz de Nicolás se quebró al decir aquellas palabras.
—No... sé qué decirte — quedé en shock. —Pero... voy en camino.
Abietti Nicolás Vermilion, el jefe de la mafia había sido abatido, ¿Fue una emboscada?, ¿Fue una deuda?, no se sabe pero de algo estamos seguros, que en la mafia, todo es relativo, pese a sus creencias.
Me monté en mi avión privado a Venecia de inmediato, no podía llorar, ni podía sentir tristeza, ni ira, aún no lo había asimilado, no podía, soy el mayor, no puedo ni llorar en frente de mis empleados ni nada.
Llegué a Venecia, y al estar ya en la residencia, no me recibió mi hermano, ni unos de los hombres de mi padre, para mi sorpresa, la primera en recibirme fue Agustina Josefina de Vermilion, mi madrastra, la hermosa mujer que había estado con mi padre después de mi madre.
—Gusto en verte Julián, ha pasado tiempo. — fue lo primero que me dijo, pero no le presté atención, solo que no podía ver otra cosa que sus senos.
—Te gusta lo que ves?— Expresó en forma de broma mientras quité la mirada.
—Buenas tardes señora Agustina– Me dio vergüenza el hecho de verla con deseo.
Era difícil no hacerlo, después de todo, me cogió en mis sueños...
Agustina Josefina Santini, ex esposa de mi padre, ahora viuda, con su figura delgada pero con muslos gruesos y senos copa C, obviamente operada, tenía unos 30 años y aunque tenía tiempo de casada con el patrón de la mafia, era voraz y con una hambre de poder.
—En dónde están mis hermanos, Y dónde están todos?– le dije.
—Están todos en el salón principal, juntos alrededor del féretro, yo estaba aburrida de tantos lloros– expresó ésta con la voz en corto, como si estuviera cansada de llorar.
—No es algo común en ti– Le respondí
—Ame a tu padre, sólo que prometimos estar hasta que la m*erte nos separe, pero al fin y al cabo era mafioso, no tenía tantas oportunidades de.
—¡No seas tan irrespetuosa!–Dije antes de que me interrumpiera.
Agustina se había acercado a mi cara, me sonrojo, obviamente lo notó.
—Ya no se puede hacer nada, Llorar no nos va a regresar a tu padre, alguien lo m*t0 –
—¿Y quién fue?, bueno tenemos muchos enemigos, casi como aliados–
—No fue abatido, Julián, fue envenenado– dijo Agustina.
—¿Qué dices?.– me abofetearon sus palabras.
No fue abatido, quiere decir que, aunque no me guste admitirlo entendí lo que me quería decir Agustina entre líneas, no fueron sus enemigos, fue alguien cercano a él, pero la pregunta era, ¿quién?.
Pudieron ser sus supuestos amigos...
Y qué tal con mis hermanos, no veo el carro de Narciso, mi otro hermano, que siempre se la pasaba lamiendo las botas del viejo.
Somos hermanos de diferentes madres, ¿qué tal mis antiguas madrastras?
No comparto ningún vínculo sanguíneo con Agustina. Gracias al cielo.
Y aunque no lo quería, tenía que hacerme responsable no solo de las cosas ilegales de mi familia, sino de vengar a mi padre, junto con su hermosa viuda... aunque me hubiera encantado c*germel*..
Todo en la Familia Vermilion es relativo, dicen que nuestra familia fué mald¡ta por unas amantes brujas de mi tatarabuelo, típico de los Vermilion
Pero no hay nada más relativo que la mafia, en dónde todo siempre se va al c*rajo.