Le devuelvo el celular a la preocupada chica que no me quita los ojos de encima y me sigue con la mirada mientras tomo mi teléfono para llamar a Arturo. —Necesito confirmar ya dónde está Alexander. Prende los rastreadores; voy bajando. Ignoro a la chica al pasar por su lado, pero la muy osada me intercepta y habla. —¿Qué le digo a Isabella? Ella está desesperada, ¿qué hago? No puedo simplemente imaginar que nada pasó. —Trata de calmarla —le digo, y luego la aparto para proseguir. —¿De verdad piensa ir a buscarlo? ¿No llamará a las autoridades? ¿Se cree Superman o qué? No sé qué le acabo de decir con la mirada, pero, por la expresión que pone, parece que no fue nada bueno. Retrocede un poco y agacha la cabeza antes de volver a hablar. —Perdón, estoy nerviosa y preocupada por mi amiga

