Capítulo 2.

2502 Words
◾2.- Lujos◾ —¿Él señor Daniel come fuera?— preguntó Audrey, —Él no suele salir a comer, así que debo llevarle algo de aquí— dijo Héctor y levantó la mano para hablarle a una de las meseras, hizo un pedido para llevar y continúo comiendo, —Cuando volvamos te daré la lista de medicamentos, y la dieta que lleva Daniel, serás como su niñera—mencionó Héctor, —Si, lo mismo dijo él— —Daniel es un tanto serio, e incluso frío...pero es un buen jefe, ya lo verás, por favor cuídalo bien— dijo Dino con una sonrisa, Audrey solo asintió y se juró que daría lo mejor de si misma. Platicaron de la empresa, de todo lo que Daniel tenía, y de lo que pronto iba, y quería conseguir, posicionarse como el empresario número uno del país, hablaban de él con orgullo y cariño, eso hizo que Audrey sintiera admiración sin siquiera conocerle aún, la plática continúo, hasta que la comida para llevar llegó. Los tres regresaron al imponente edificio, aquel lugar era muy grande y lujoso, incluso tenían un salón para los eventos de la empresa, lo cual dejaba en claro que el CEO no escatimaba en gastos, aquella empresa era uno de los lugares de trabajo más codiciados, eso también dejaba en claro que tan importante era, —La dejo en tus manos D’angelo—dijo Dino, y se bajó del elevador en el piso 23, D’angelo solo le sonrió a Audrey y ambos continuaron subiendo hasta el piso 35, —Vamos a mi oficina— D'angelo se paró en seco al recordar algo, y sonrió, casi lo olvidaba, —Espérame aquí, le llevaré la comida al jefe— dijo y dio la vuelta, se apresuró a ir a la oficina de Daniel, la secretaria Paulette lo miró y sonrió coquetamente, D' Angelo tocó la puerta mientras le sonreía a Paulette y le dedicó un giño, —Adelante—dijo una voz grave al otro lado, D’Angelo entró y sonrió al ver a Daniel con la cabeza metida bajo su escritorio, —¿Qué estás haciendo?—preguntó con curiosidad y caminó hacia él, —Se me cayó mi encendedor, ¿Que ocupas?—preguntó Daniel mientas se enderezaba, —Te traje la comida—dijo D'angelo y le enseñó la bolsa de papel que llevaba en su mano, —No tengo hambre—dijo Daniel y miró los papeles en su escritorio, aún tenía que revisarlos, para él, comer no era una prioridad, —¿Quieres que te lo de en la boca?, Ven aquí, y apúrate a comer— Ordenó D’angelo con autoridad, era médico cirujano, y le salía naturalmente ser de ese modo tan autoritario, —Mi amigo...¿Quieres morir hoy?— —Eres tú el que quiere morir de hambre, no yo, le diré a tu asistente que venga y te alimente como a un bebé— Daniel le prestó atención a Héctor y ladeo su cabeza, —Si, la chica guapa se quedó— dijo D’angelo al imaginarse en lo que aquel hombre pensaba, Daniel, aún incrédulo entrecerró los ojos y marcó un número desde su teléfono inalámbrico, —Comunícame con Dino— Esperó unos segundos... —¿Le explicaste bien las cláusulas del contrato?...¿Estás seguro?...¿Ella lo entendió bien?...¿Estás seguro?...bien, gracias Dino— Daniel colgó el teléfono y entrelazó sus manos bajo su mentón con los codos apoyados en el escritorio. —¿Estará loca?—le preguntó a Héctor y este solo sonrió, —Tal vez— —¿Dónde está?— —Me está esperando en el pasillo, ahora por favor come ó se pondrá frío— ordenó D’angelo y salió de aquel lugar, se apresuró a ir hasta donde estaba Audrey esperándolo, y la llevó a su oficina, la oficina del doctor era más chica, mucho más chica que la de Daniel, pero aún así era muy bonita, D'angelo se quitó el saco y lo colgó en un gancho, —Siéntate por favor— Audrey se sentó y se puso cómoda en una de las sillas de aquel lugar, —Bien, Daniel es muy terco, no le hace caso a su estómago, tendrás que insistirle para que coma, y para que tome sus medicamentos, se los tiene que tomar a sus horas, eso es muy importante— dijo Héctor y sacó una agenda de color n***o, —Aquí está todo, sus horarios de comida, de sus medicamentos, inclusive sus horas de sueño, anota todo, y los viernes me la das para hacer una evaluación, ¿Dé acuerdo?— —Si, está bien— respondió Audrey y miró la agenda como un tesoro al cuál cuidar, —No la pierdas—dijo Héctor, —No lo haré— —Bien, si tienes dudas puedes venir a preguntarme, ó marcarme a mi teléfono, está apuntado en la agenda, en la primera hoja— Héctor llevó a la hermosa chica a la oficina de Daniel, y dejó que Audrey entrara sola, tenía mucho trabajo, y aunque quería conversar un poco más con ella, tuvo que despedirse, Audrey, caminó hasta el gran escritorio de color n***o con detalles blancos, y esta vez, Daniel puso toda su atención en ella, haciéndola sentirse un poco cohibida, pero ella lo disimuló con una sonrisa, Daniel no le devolvió el gesto, solo la miró sin ninguna expresión en su rostro, y luego marcó un número en su teléfono inalámbrico, —Paulette, ven un momento a mi oficina, por favor—ordenó él imponente hombre, y colgó el teléfono sin esperar respuesta, Paulette, una mujer de 31 años, era la secretaria de Daniel, era una mujer casada y con dos hijos, era muy guapa y con mucha clase, tenía buenos estudios, y era muy hábil en su trabajo, había trabajado para Daniel por 10 años, así que lo conocía muy bien, sentía respeto por él, pero también le tenía mucho miedo, y cada que entraba a su oficina no cerraba la puerta por miedo a quedar atrapada con... Charles... Paulette sólo lo había visto un par de veces, pero en una ocasión, Charles destrozó su oficina, y cuando ella fue a ver que pasaba, él le aventó una engrapadora a la pobre mujer, los de seguridad tuvieron que someterlo en el piso, fue algo muy traumático para Paulette, pero Daniel se disculpó con ella al día siguiente, y ella aceptó sus disculpas y siguió trabajando para él, sintiéndose muy orgullosa de trabajar para un hombre tan exitoso, que no tenía una vida fácil, —Si señor—dijo Paulette cuando se paró a lado de Audrey, —Paulette, ella será mi nueva asistente—informó Daniel, —De ahora en adelante ella se encargará de mis citas, dale la agenda negra y tú conserva la blanca, el escritorio que está junto al tuyo ahora será de ella, si tienes cosas tuyas ahí, por favor desocúpalo y entrégaselo, ella puede echarte la mano si no tiene mucho que hacer, pero por favor no te excedas, ya que ella estará trabajando veinticuatro siete, señorita Miller, si tienes alguna duda Paulette puede ayudarte, oficialmente empezarás desde mañana, pero el día de hoy se te pagará completo, instálate, y ven a mi oficina cuando termines— ordenó Daniel y sacudió una mano para que ambas se retiraran, ellas se voltearon a ver y salieron de la oficina. —Ven, este es tu escritorio— dijo Paulette amablemente, Había un hermoso escritorio blanco con detalles café, una computadora sobre el y muchos papeles y folders, un termo de color rosa y un pequeño cactus lo adornaba, detrás había un perchero con un abrigo rojo en el, y un bolso blanco, ese era el escritorio de Paulette, había una pequeña división como de metro y medio, era un espejo y a lado se encontraba otro escritorio de color n***o. Se veía nuevo, con una computadora sobre el, tenía unos folders que Paulette se apresuró a quitar y los abrazó con una mano, una silla giratoria azul rey estaba metida en el escritorio en espera de alguien que la usara, detrás había una pequeña barra con algunas masetas con flores rosas y violetas, había un perchero y eso era todo, era un lugar de trabajo muy bonito, Paulette incluso quiso cambiar de escritorio, pero no sé atrevió a pedírselo a Daniel, delante había dos cubículos ocupados por dos jóvenes que se veían muy estresados, —Son pasantes— dijo Paulette al ver qué Audrey los veía, —Daniel le dará trabajo solo a uno, por eso se esfuerzan mucho, y ese de ahí es el del asistente de Daniel, pero está de vacaciones, regresa la semana próxima— Paulette señaló un escritorio café al otro extremo al decir aquello, —Ya veo— —Mira, está es la agenda del CEO, todo está ahí, por favor no la pierdas— dijo Paulette, "ya escuché eso antes" pensó Audrey y sostuvo la agenda en sus manos, —Llamaré a alguien de informática para que te instale un teléfono y prendan la computadora, te darán una clave para que puedas entrar al sistema— dijo Paulette mientras caminaba a su escritorio, Hizo una llamada, y mientras tanto Audrey se sacó su abrigo n***o y lo colgó en el perchero, tenía un bonito cuerpo y no se podía apreciar muy bien por el abrigo, se acomodó la camisa blanca de vestir que llevaba y colgó su bolso, “que silla tan cómoda" pensó mientras se sentaba, abrió el cajón de la izquierda y encontró una llave, los cajones de la derecha tenían cerradura, y ella tenía en su mano la llave para abrirlos, estaban vacíos, —Alguien vendrá en un rato para lo del teléfono y la computadora, pareces muy joven ¿Que edad tienes?— —Tengo 25 años— —Oh, ¿De verdad?, cuando te vi entrar, pensé que eras una de las modelos de la compañía de Yona, por eso me sorprendí cuando el CEO dijo que eras su nueva asistente— —¿De verdad?, soy muy fea para ser modelo- —¿Qué dices?, Eres muy bonita, en especial por que eres extranjera, pero...ten cuidado, a veces puede ser difícil tratar con el señor Wong, en especial cuando tiene días malos, tenle paciencia— —La tendré—dijo Audrey y sonrió dulcemente, lo que la señora Paulette quería decir en realidad era, "Pobre chica, viniste a meterte en la cueva del lobo”, ¿Pero quién era ella para decir tal cosa?, después de todo ella también trabajaba para Daniel, —Bueno tenemos una pequeña sala de descanso por ahí—dijo Paulette y señaló un cuarto cruzando el pasillo, se podía ver ya que era una pared transparente, —Los de este piso guardan su lonche ahí, si quieres un café, agua, o un bocadillo están en ese lugar, en la primera planta está una cafetería por si no quieres salir fuera, sirven buena comida, en especial los viernes— —Bien, gracias— Después de unos minutos de platicar con la señora Paulette, Audrey reunió las fuerzas y fue a la oficina de Daniel, —Adelante— se escuchó una voz del otro lado de la puerta, Daniel estaba ocupado en una llamada y le levantó el dedo índice a Audrey para indicarle que esperara, ella asintió y esperó pacientemente, —Necesito esos números para hoy...ese no es mi problema...soluciónalo—Daniel colgó su teléfono y se frotó la cien, —¿Ya te instalaste?— preguntó él aun sobándose y con los ojos cerrados, —Si señor—respondió Audrey, —¿Cuando puedes mudarte?— —Mañana— Daniel negó con la cabeza y miró a la joven, —Hazlo hoy— —Esta bien— dijo Audrey con voz suave y dulce, como una niña obediente, —Le diré al chofer que te lleve a tu casa, solo...solo trae ropa, no necesitarás nada más... escucha, tu contrato es solo por un mes, si renuncias antes no se te pagará nada, al finalizar el contrato tu decides si te quedas o te vas— —Muy bien señor— Daniel miró su reloj, casi iban a ser las 4 de la tarde, todos se iban alrededor de las 6, —Ve abajo a la recepción, le diré al chofer que te espere ahí, has lo que te dije y él te llevará a mi casa, llamaré a la ama de llaves y ella te dará instrucciones, nos vemos allá—dijo Daniel. ……....... Audrey estaba emocionada mientras hacia su maleta, de ahora en adelante tenía que vivir en la casa de Daniel Wong, pues era parte del contrato que había firmado, no era un problema para ella, de echo le resultaba más cómodo así, en su bolso echó su maquillaje, perfumes, cremas y lociones, su departamento era muy pequeño, igual lo seguiría pagando por si el trabajo no funcionaba, así siempre podría volver, tener un lugar seguro en el cual quedarse, Ella quedó asombrada cuando llegó al complejo de casas, estaba en una zona residencial muy costosa, y esas no eran casas, eran mansiones, eran muy lujosas, pasaron 7 casas antes de llegar a la última, había un hermoso jardín, el carro rodeo una hermosa fuente y se detuvo en la entrada de la enorme propiedad, el chofer abrió la puerta y una mujer muy bien vestida ya la estaba esperando, era una señora como de 40 años, con el cabello recogido, se veía como una maestra malhumorada pero solo era la apariencia, en realidad era una señora muy amable, —Usted debe ser la señorita Miller, pase por favor— Una empleada de la casa le quitó las maletas de las manos a Audrey y ella ni siquiera tuvo tiempo de protestar, La casa era muy lujosa, las enormes ventanas de cristal estaban muy limpias, los azulejos eran blancos, el recibidor era enorme, Audrey se sacó los zapatos, imitando a la señora delante de ella, el piso estaba tibio a pesar del frío, se puso las pantuflas que la señora le acercó y la siguió de cerca por miedo a perderse, La sala era gigante, los sillones negros eran encantadores y lujosos, una hermosa mesa de cristal en el centro y una alfombra café claro en el piso, se miraba muy suave, la pared que daba al jardín era un enorme ventanal, "que hermoso" pensó Audrey, miró los muebles blancos y lujosos, el techo era blanco y las lámparas eran muy bonitas, ella ni siquiera podía ver todos los detalles, eran muchos, había una barra donde parecían guardar el licor y... —¿Y está quien es?—. ▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️ De esta historia estaré publicando capítulos nuevos los días Lunes, miércoles, viernes y posiblemente los domingos… :)
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