Si no había podido dormir por aquel sueño, mucho menos pude cerrar un ojo una hora antes de ir a la escuela. La voz de Edward pronunciando aquellas palabras se repetían en mi cabeza como una canción ¿Por qué no merecía estar a mi lado? ¿Qué había hecho que era tan malo? -Tienes unas bolsas debajo de tus ojos de muerte- observó Kate. -Gracias por el recordatorio- dije sin un ápice de humor. -¿Qué te arrancó el sueño?- preguntó Nancy. Vacilé un momento, no sabía de qué hablarles: el sueño mojado o las palabras de Ed. Opté por el sueño. -¡Un sueño erótico!- exclamó Kate haciendo que me entraran ganas de pegarme la frente contra la mesa. -Baja la voz- le pidió Nancy. -No hagan que me avergüence más de lo que estoy- dije tapándome la cara. -Pues yo no estaría avergonzada- espetó Kate- Má

