Había pasado una semana desde el juego, Máx Emiliano todas las tardes luego de su entrenamiento de fútbol pedía que lo traerán a la oficina para saludar a sus amigos.
Se la pasaba en la oficina de Edrick conversando con él, jugando o haciendo sus tareas con el.
Ellos estaban desarrollando un vínculo que yo no podía romper, después de todo los había mantenido lejos uno del otro durante ocho años.
El teléfono de mi oficina suena, lo levanto y es Valentina anunciandome la llegada de mi padre.
Le pido lo haga pasar y luego de unos segundos la puerta de la oficina se abre entrando el.
—Hija, —Se acerca y me da un beso en la mejilla —. ¿Dónde está Máx Emiliano?
—Está en la oficina de Edrick. —Toma asiento frente a mi escritorio.
—Hija, Maxi se ha vuelto muy apegado a este hombre y
