Dakota
El baño se llenó de vapor a nuestro alrededor, envolviéndonos en una niebla mientras el agua caliente salía de la ducha sobre la bañera. Ahora que no estaba sola y un extraño veía las entrañas de la casa, era dolorosamente consciente de todas sus imperfecciones. Había visto cómo era la casa de Kellan. Dudaba que alguna vez permitiera que cayera en algún tipo de deterioro.
Sin embargo, él no parecía notarlo. Estaba perdido en mí, y yo me permití hacer lo mismo. No conocía nada más que a Kellan. Sus ojos se clavaron en los míos, y eran profundos, del color de la pizarra, que enviaban un escalofrío por mi columna. El calor me inundó, y mi cuerpo se tensó en todos los lugares correctos; mis ojos se deslizaron hacia sus labios, no pude evitarlo cuando apartó mi cabello de mi rostro.
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