EILAN
Estaba en problemas. Por un lado, me sentía bien conmigo mismo porque Fernanda comenzaba a abrirse a mí. Claro, tenía que manejarla con cuidado porque tenía garras y no temía usarlas, pero siempre sería así, y a mí me encantaba un desafío.
Por otro lado, sentía que estaba jugando con fuego. Ella no era italiana, y era una tradición familiar mantenernos dentro de nuestra herencia, nuestra línea de sangre.
Cuando me uní a la familia Coleman en la universidad, pensé que todos eran unos esnobs jodidamente arrogantes por tener su pequeño círculo cerrado, su estúpido club de los CSienalistas y sus tradiciones.
Creía que yo era diferente, de mente abierta, más mundano. Ellos tenían todo el dinero, pero yo sentía que era más grande, mejor, más rico porque estaba dispuesto a experimentar
