Oriana —Está bien. Entonces, ¿cómo va todo? —Eirlys se acurruca en mi sofá y sopla su té. Son las nueve de la noche y Summer acaba de quedarse dormida. Hora de hablar de todas las cosas jugosas. Excepto que lo que tengo que reportar no es muy jugoso. Dejo caer mi cabeza contra los cojines y gimo. He estado trabajando para Leandro toda la semana y, salvo por nuestra interacción el primer día, no he hablado con él ni una vez. Y todavía no sé cómo obtendré su información de salud. Lo cual es un problema serio. —Mal —digo—. Pensé que una vez que tuviera un pie en la puerta, descubriría qué hacer después. Eirlys frunce el ceño. —Tienes que encontrar una manera de obtener esa información, chica. ¿Qué tal su asistente? Tal vez podrías intentar acercarte a ella. Niego con la cabeza. —Siemp

