RYDER
—Ya está jodiéndome la cabeza —gruñí a William, después de arrastrarlo hasta la cabina principal del barco—. ¿Por qué demonios no me dijiste que ella venía?
William soltó un largo suspiro.
—Porque si te lo decía, no ibas a venir, y hace como ocho meses que no te veo. Es agradable verte en persona por una vez. Me canso de esas malditas llamadas nocturnas.
—Sí, bueno, tengo que trabajar —espeté—. Y tal vez sí hubiera venido si supiera que iba a estar aquí... solo que habría venido mejor preparado para que se me hiciera mierda la cabeza al verla.
Y joder, mi cabeza sí estaba hecha mierda. Estaba más buena que nunca, con esas piernas largas y bronceadas saliendo de un pareo de baño n***o y transparente. Su cabello oscuro, su piel cremosa y esos ojos verde brillante seguían siendo ig
