DAKOTA
Me perdí en la forma en que Kellan adoraba mis pechos, lamiendo y succionando con una devoción que encendía mi deseo por él. Cada roce de su lengua avivaba el fuego en mi interior, llevándome a un borde que apenas podía soportar.
Cuando levantó la cabeza y me besó, su pecho desnudo se presionó contra mis pechos, piel contra piel, sin nada que nos separara. El calor de su cuerpo me envolvió, y mi corazón latió con fuerza ante la intimidad del momento.
Kellan no se quedó allí por mucho tiempo. Me besó de nuevo, sus labios trazando un sendero de fuego por mi cuello hasta mi pecho. Pasó entre mis pechos, lamiendo una línea hasta mi ombligo, deteniéndose en mi bajo vientre. Sus besos suaves allí eran tiernos, casi reverentes, y supe que estaba pensando en nuestro bebé, creciendo dentr
