CAMILA —Muchísimas gracias —dijo Diego, estrechándome la mano por última vez mientras ambos nos poníamos de pie, la reunión concluida—. No veo la hora de seguir hablando de esto contigo. —De nada —mantuve una sonrisa en el rostro, aunque sentía la mirada de Richard perforándome. Había estado irritado durante toda la reunión, y no estaba segura si era yo o Diego quien lo causaba, pero mi apuesta era yo. Siempre soy yo. —Gracias a ambos —dijo Diego mientras salía de la oficina de Richard, sosteniendo la puerta para mí. —En realidad, Camila, ¿podrías quedarte un momento, por favor? —la voz de Richard sonaba tensa, y Diego me lanzó una mirada compasiva antes de asentir hacia ambos. —Nos vemos luego. —Siempre es un placer charlar contigo, amigo —le gritó Richard mientras Diego se e

