RENATA No sé por qué estoy haciendo esto. —Mi compañero canceló —me dijo Mason, lanzándome una sonrisa agradecida—. Te necesito esta noche. Te prometo que solo tienes que cantar un par de canciones conmigo y luego ya estás libre. Asentí, sintiéndome culpable por mi reacción. —Lo siento. Ha sido una semana muy larga. —Sí, lo entiendo —dijo Mason, colocándose la correa de la guitarra sobre el cuello. Lo observé mientras me acomodaba en el teclado y el micrófono. Normalmente no me habría ofrecido a tocar con él, pero parecía bastante desesperado… Y yo necesitaba una distracción. —¿Estás bien? —me preguntó Mason en voz baja. Asentí. —Sí, solo hay mucha gente. —Una locura, ¿no? —sonrió mientras contemplaba al público del mismo bar donde ya habíamos cantado antes. No me sorprendía dema

