DAKOTA —No vas a creer con quién estoy trabajando —dije por teléfono mientras manejaba hacia la casa de mi hermana. —¿Con quién? —preguntó Hailey. —Con Kellan. —¿Qué? —¿El tipo con el que dormí hace un par de semanas? ¿En el bar, recuerdas? —Ah, el guapo. Me reí. —Los dos eran guapos. Le conté lo que había pasado en mi reunión con el señor Larson en Larson Inc. Kellan Larson. Nunca supe su apellido después de aquella noche que pasamos juntos. No surgió; no es que quisiera garabatearlo en mis libretas ni nada por el estilo. —Dios mío —dijo Hailey—. ¿Y ahora qué? —Ahora trabajamos juntos y veremos quién consigue el contrato. —No entiendo cómo funciona eso. ¿Cómo trabajan juntos para competir? Suspiré. —Todavía tenemos que definir los parámetros del proyecto, así que estuvimos hac

