ORIANA Despierto sobresaltada, sentándome derecha en la cama. —¿Qué hora es? —jadeo. Pero Leandro no está por ningún lado. Estoy sola en nuestra habitación. El reloj despertador en la mesita de noche marca un poco pasadas las ocho. Bueno, no está tan mal. Sin embargo, siento como si me hubiera pasado un camión por encima. Pasar toda la noche sin dormir no me sienta bien. Al menos hubo una recompensa al final. Muerdo mi labio, los recuerdos de estar con Leandro inundan mi visión. No puedo creer que eso realmente haya pasado, que me haya dejado llevar con él. Nunca me había dejado llevar con nadie. He sido cautelosa toda mi vida, pero con Leandro no me importó. Él me hace sentir maravillosa y no me importa lo que pase después. Lo cual es malo. Muy malo. ¿Y si las cosas entre Leandr

