RENATA —Entonces… ¿quieres hablar sobre lo que pasó anoche? —dijo Maeve con cuidado cuando entré a la casa después de un día largo, muy largo, en el trabajo. Mis hombros se encogieron y dejé caer mi bolso en el suelo junto a la puerta. —No sé… Estoy muy molesta contigo por dejarme sola para buscar compañera de cuarto. —Mira —comenzó Maeve, echándose el cabello detrás de la oreja—. No quiero que eso te cause problemas económicos. Yo pagaré mi parte de la renta hasta que encuentres compañera. No es para tanto. Suspiré, oliendo aún el aroma del perfume de Xander en mí. —No quiero que tengas que hacer eso… —Solo hasta que encuentres a alguien. Es completamente justo —Maeve me dio una sonrisa disculpándose. A regañadientes, asentí. Realmente no tenía otra opción. No podía permitirme vivir

