Capítulo 2

2742 Words
Abrí los ojos con pereza, tantee la mesita de noche en busca del molesto ruido que me había sacado de mi dulce sueño, al encontrar el móvil conteste sin ver quien era – ¿Dónde estás?–escuché una voz enfadada al otro lado la cual no conseguía distinguir del todo – ¿Peter?– – No, soy el conejito de pascua–dijo con sarcasmo– Claro que soy Peter ¿Estás dormida verdad?, tu voz ronca te delata– – ¿Qué hora es?–alejé el móvil, la iluminación hizo que cerrases los ojos eso había escocido un poco – Son las 14:30, mueve tu culo aquí, ya–escuché que dijo, abrí los ojos sentándome en la cama – Lo siento, estaré allí, lo más pronto posible– – Más te vale tener una buena excusa– – La tengo, créeme que la tengo, ahora nos vemos–colgué dejando el móvil a un lado Me levanté prácticamente de un salto, corrí hacia mi armario sacando un jersey n***o junto a unos vaqueros blancos, de camino hacia el baño fui desnudándome, una vez allí abrí la llave del agua caliente. Una vez lista salí de casa, busque mi coche con la mirada, resople recordando que mi coche seguía en el aparcamiento del hospital, suspire con resignación tendría que pedir un Uber, mientras esperaba un Lamborghini n***o se detuvo delante de mí, la puerta del conductor se abrió – Lea Montgomery, nos volvemos a ver–dijo con diversión a lo que rodé los ojos, lo que menos quería era volver a verlo – ¿Cómo sabes dónde vivo?, ¿Y cómo sabes mi apellido?–pregunté entrecerrando los ojos, se acercó a mí con las manos en los bolsillos – Sé muchas cosas sobre ti, pero seguro que tú, sobre mí aún no sabes nada– – Como te dije ayer, no me importa quién eres–se acercó más de lo que me gustaría, di un paso hacia atrás alejándome, él solo sonrió ante mi acción – Cuando lo sepas vendrás a mí– – Cuando lo sepa…seguirá sin importarme–nuestros ojos chocaban desafiantes, el pitido de un coche me hizo desviar la mirada, era mi Uber– Me voy, mi transporte llegó, espero no volver a verte–pasaba a su lado, pero me detuvo por el brazo haciendo que lo mirase con el ceño fruncido – Giacometti, ese es mi apellido–acercó su rostro de forma peligrosa, se desvió hacia mi oído– Nos vemos… Pequeña leona–susurró causándome un ligero escalofrío, en un rápido movimiento besó mi mejilla, me soltó caminando hacia su coche dejándome parada en mitad de la calle como una estúpida sintiendo mi cara arder. Finalmente, había llegado al restaurante donde había quedado con mis amigos, los cuales al verme llegar me miraron mal, pero al relatarles todo lo ocurrido se preocuparon, tanto que quisieron llamar a la policía, pero pude impedirlo – ¿Pero quién haría algo así?–preguntó Emma llevándose un poco de pasta a la boca – Dante Giacometti…–dije recordando su apellido, los tres quedaron estáticos, y me miraron con los ojos muy abiertos – ¿Has dicho, Dante Giacometti?–preguntó Camille con cierto tono de sorpresa – Sí, ¿por?, ¿sabéis quién es?–ellos se miraron y suspiraron – Lea, su familia es asquerosamente rica, su fortuna es incalculable, si Bill Gates y el dueño de sss juntaran su fortuna, seguirían sin llegar a la de esa familia–miré a Emma impresionada, ahora podía comprender esa actitud tan arrogante – Eso es la versión resumida, pero la extendida es que en su familia es una especie de jerarquía, su padre es quien controla casi todo de momento, según tengo entendido son negocios legales e ilegales, también dicen que tienen trato con una mafia italiana–lo miré impresionada ahora la situación vivida anoche parecía cobrar sentido– Aunque esas cosas solo son rumores, nunca se ha demostrado que sea así, la cuestión es, que Dante es el heredero de todo eso, y cuando el padre se retiré o muera le tocara a él controlarlo todo, de hecho, él ya se está encargando de algunos de ellos–terminó de contar Peter – Es impresionante– – ¿Verdad que sí?–dijo con una sonrisa – Es impresionante, que sepas tanto de ese idiota–me reí ante la mueca que había colocado – El hombre es guapísimo, además casi siempre sale en las revistas del corazón– – ¿Guapo, por dónde?– – Si no fuera guapo la lista de mujeres que han pasado por su cama, no sería más larga que la lista de niños malos de Papá Noel–rodé los ojos bebiendo de mi copa de vino – ¿Hablan de mí?–dijo una voz detrás de mí, me giré encontrándome con el susodicho, sonreía sin dejar de mirarme, detrás de él vi a uno de los hombres de anoche – ¿Me estás siguiendo?–pregunté enarcando una ceja – Claro que no, solo es casualidad, tengo una cita con una mujer hermosa–se acercó agachándose quedando a mi altura– Ahora dime, ¿ya sabes quién soy?– – Si, por desgracia, pero sigue sin importarme en lo más mínimo–borró su sonrisa, su mirada se volvió fría, yo sonreí ante este hecho– Si no te importa vete, estamos en mitad de una comida de amigos–se incorporó mirando a los demás – Ya nos volveremos a ver… Pequeña leona–dio media vuelta y se fue entre las mesas, fruncí el ceño al volver a escuchar ese apodo, rodé los ojos mirando otra vez hacia mis amigos, ellos me miraban como si estuviera loca – Tienes agallas–dijo Camille mirándome como si hubiera perdido el juicio – Lea, ¿tú me has escuchado al decir que puede tener trato con la mafia?– – Te escuché, así como escuché que solo es un rumor–dije haciendo que resoplara – Creo que le gustas–todos miramos a Emma la cual se encogió de hombros – Deja de automedicarte–comenté haciendo que todos riéramos – Ahora en serio, Lea creó que quiere incluirte en su lista de conquista, no te ilusiones, él es un rompe corazones– – Emma, me conoces, no caería ante un mujeriego como él, y ahora por lo que más queráis, cambiemos el tema–ellos asintieron comenzando a hablar de otra cosa. Después de comer, fuimos a un centro comercial a dar vueltas, ver la nueva ropa que habían colocado en algunas tiendas debido al cambio de estación. Entramos en una tienda de cosméticos y perfumes, nos habíamos separado para mirar lo que cada uno quería, caminaba entre los pasillos hasta que me detuve delante de un estante con pintalabios, cogí uno rojo granate. – Creo que te quedara muy bien–me sobresalte ante esa voz – ¿Tu otra vez?–me di la vuelta mirándolo con los ojos entrecerrados – Yo otra vez–dijo con una sonrisa– ¿Tanto te disgusta verme?–preguntó acercándose a mí, arrinconándome entre su cuerpo y el estante – No me disgusta y tampoco me gusta, solo me es indiferente–comenté encogiéndome de hombros – ¿Entonces porque te enfadas cada vez que aparezco?–me quedé en silencio, era verdad y no sabía qué contestar – Me voy…–dije dejando el pintalabios en su sitio – Espera–me agarró por la cintura pegándome a él, acercó su rostro a mi cuello– Hueles bien– – Estamos en una perfumería– – ¿Dices que hueles mal?–preguntó con diversión, le di un golpe en el brazo causando que soltara un quejido – Mierda, lo siento…– – Tranquila, soy un tipo duro–sonrió aún con una mueca de dolor a lo que reí levemente– Te hice reír… te ves bonita sin tener el ceño fruncido–me quedé callada, miré sus ojos sintiéndome atrapada en ellos – ¿Qué quieres de mí?–pregunté en un susurro, sintiendo su respiración chocar con la mía – No lo sé– – Entonces, déjame en paz–me solté con brusquedad, me alejé sintiendo su penetrante mirada en mí. Pasaba con aburrimiento los canales de la televisión, no podía sacar de mi cabeza todos los encuentros “Casuales” que estaba teniendo a lo largo de estas dos semanas con ese insoportable, primero en el supermercado cercano a mi casa Flash-Back Suspiré mirando mi botella de vino favorita en la parte más alta de la estantería, me puse de puntillas intentando alcanzarla, pero me faltaban algunos centímetros, una mano cogió la botella, me tensé al sentir un cuerpo pegarse al mío y una mano deslizarse por mi cintura, me giré de inmediato encontrándome con aquellos ojos azules que ya se me hacían tan conocidos. – Château Virecourt–leyó la etiqueta en un buen francés – ¿Qué haces aquí?–pregunté alejándome de él – Pasaba por aquí y te vi– – ¿Pasabas por un supermercado que está lejos de tu casa?–chasquee la lengua mirándolo con los ojos entrecerrados, él asintió sonriendo– Ya… Bueno, gracias por bajarla–iba a cogerla, pero él la aparto – Siento desilusionarte pequeña leona, pero la bajé para mí, tengo a una señorita con un cuerpo de infarto esperándome en el coche, pienso beberla directamente de su cuerpo– – Qué asco… No pienso volver a comprar este vino–dije mandándole una mirada de desagrado total, agarre mi carrito de la compra, con malicia lo pase por encima de su pie sacándole un quejido de dolor– Ups, lo siento…–le miré con falsa inocencia – Deberías calmar tus celos leona–dijo mirándome con diversión a lo que bufe – ¿Celos?, ni en tus mejores sueños–pasé a su lado riendo alejándome de él. Flash-Back end Después de aquello a los días, Emma había insistido en ir a la inauguración de una discoteca, para no escucharla más decidimos ir. Flash-Back La música resonaba con fuerza en todo el local, estaba a reventar de gente, bailábamos, cantábamos a todo pulmón las canciones que nos sabíamos, estaba siendo una noche fantástica – Adivina quién te está mirando–dijo Emma con diversión en mi oído, miré hacia donde se dirigía su mirada Mis ojos chocaron con unos azules que me miraban con cierto brillo que no sabía identificar, estaba sentado en la zona VIP junto a dos mujeres, una a cada lado, giró su rostro hacia una de ellas comenzando a besarla, rodé los ojos apartando la mirada, di un trago a mi vaso, intentaba seguir como si no lo hubiera visto, pero me era imposible. Mi subconsciente hacia que mirase de reojo a cada momento, cada vez que lo hacía la imagen era más desagradable que la anterior. En una de las veces vi cómo se marchaban los tres, ellas iban agarradas de la mano y él detrás con una sonrisa, giró su rostro mirándome, me removí incómoda en mi sitio desviando la mirada. Seguí su figura hasta que lo perdí de vista por un pasillo el cual era iluminado con luces de emergencias rojas, de forma impulsiva me dirigí hacia ese lugar atravesando el mar de gente en la pista de baile, me adentre en el pasillo, el cual era más largo de lo que aprecia, al fondo de este se podía ver una puerta negra con el letrero de privado, una vez delante de esta, la miré con dudas, mordí mi labio debatiéndome entre sí abrirla o darme la vuelta. Acerqué mi mano al pomo dispuesta a abrirla, la curiosidad me estaba matando, una mano en mi muñeca me lo impidió, giré el rostro encontrándome con el de Dante, me miraba con cierta burla – Deberías respetar la propiedad privada–comentó sonriendo – Yo... Buscaba el baño–dije haciendo que soltara una carcajada, suspiré ante mi patética respuesta – Más bien creo que me buscabas a mí–tiró de mí pegándome a su cuerpo, deslizo una mano por mi cintura – Claro que no–negué con la cabeza intentando zafarme de su agarre, pero solo conseguí que me apoyara contra la pared aprisionándome entre su cuerpo y esta– Suéltame–exigí, él solo negó acercando su rostro de forma peligrosa al mío – Si no me buscabas, ¿Qué haces aquí?–cuestionó en mi oído causando que mi piel se erizara – Ya… ya te dije que buscaba el baño–dije sintiéndome nerviosa ante su cercanía – Mientes muy mal pequeña leona– – ¿Por qué me dices así?–pregunté con el ceño fruncido – Por ese carácter de fiera que tienes–el aroma de su perfume inundo mis fosas nasales, cerré los ojos mordiéndome el labio– Me preguntó si serás igual en la cama–dijo colocando una mano en mi trasero, abrí los ojos de forma abrupta, lo miré con enfado, tenía una mirada depredadora mezclada con lujuria, coloqué mis manos en su pecho, con todas mis fuerzas lo empuje apartándolo de mí, le dediqué una última mirada furiosa y me marche dejándolo en aquel pasillo. Flash Back End También me lo encontré en una panadería de mi barrio, en una bolera, pero mi peor encuentro hasta el momento con él, fue en Central Park cuando estaba dando un paseo para despejarme de todo el bullicio de la ciudad. Flash Back Caminaba con calma por el sendero que había junto al gran lago, hacia un día maravilloso, el sol brillaba con fuerza, pero gracias al frío de finales de octubre no hacía calor. Detuve mis pasos abruptamente al ver a la persona que estaba a unos metros de mí haciendo footing, me giré rápidamente mirando hacia el lago con la esperanza de que no me hubiera visto – Pequeña leona te he visto–maldije internamente, aun así no quise darme la vuelta– ¿No vas a darte la vuelta?, bueno mejor para mí, me estás regalando una visión maravillosa–me giré de inmediato mirándolo con indignación la cual desapareció, al ver su conjunto n***o ajustado marcando su cuerpo, alejé esos pensamientos volviendo a acordarme de lo que había dicho – ¿Qué diablos estás mirando?–pregunté frunciendo el ceño haciendo que él riera – ¿Seguro que quieres que te lo diga?–   – No, no quiero saberlo, mejor me voy–me giré con intención de irme, pero me lo impidió agarrándome por la muñeca pegándome a él – ¿Qué haces por aquí?– – Dar un paseo el cual se ha estropeado al verte–dije colocando mis manos en su pecho intentando alejarlo, pero no podía – No te creo– – Me importa un pepino si no me crees, ¿puedes soltarme por favor?– pregunté comenzando a desesperarme, necesitaba alejarme, estaba comenzando a gustarme estar entre sus brazos – No te voy a soltar, ¿sabes que creo?, que has venido aquí porque querías verme, porque te mueres por estar en mi cama…–paré de golpe todos mis movimientos, le miré totalmente incrédula ante sus palabras, él sonrió con arrogancia, agachó su rostro hasta quedar cerca del mío– Solo debes pedírmelo y cumpliré con tu deseo–antes de que sus labios llegasen a rozar los míos, le propine una fuerte patada en la pierna haciendo que me soltara De lo furiosa que me sentía no conseguía formular una frase coherente en mi cabeza, suspiré dándome la vuelta, me quedé quieta unos instantes, las personas de nuestro alrededor nos miraban, rodé los ojos ante eso y comencé a andar intentando alejarme rápido. No fui muy lejos cuando su mano me hizo volver a girar, en sus ojos había furia, no me importo porque estoy convencida, de que los míos estaban echando chispas – ¿Qué quieres ahora?–pregunté soltando mi mano de la suya con brusquedad – ¿Por qué no eres como las demás?– – Porque yo no me voy con el primer imbécil que me dice un piropo–me alejé de él antes de que pudiera volver a detenerme Flash Back End
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