¿Pero qué carajos estaba pasando? Era la pregunta que se estaba haciendo Adriana en esos momentos cuando escucho las palabras de aquel hombre que ni conocía de nada… ella pestañeo reiteradas veces, quizás estaba sumida en una horrible pesadilla, o podía ser alucinación suya por producto del exceso de trabajo, o se había muerto en un atropellamiento. —¿La repartidora?—menciona su madre mirando a la pelirroja de abajo hacia arriba con expresión de sorpresa. Repite el CEO mentalmente al percatarse de que la joven de cabello alborotado era una de sus empleadas, pues tenía que serlo, ya que llevaba la camisa de la empresa, más no el pantalón. Esa mujer no cumplía con ninguna de las reglas de su compañía, ¿Cómo es que estaba trabajando allí? —¿Tu novia es mensajera del empresa? ¿Una empleada

