Monserrat Estoy que me lleva el diablo, no puedo creer que Alberto se comporte como un troglodita, como es posible que me tenga que besar a la fuerza, si lo único que provoca en mi es desprecio pero ni crea que después de la boda va ser igual, ni loca me acuesto con el. —Señorita Monserrat se le ofrece algo más para cenar —pregunta Lilia entrando al comedor, estoy tan metida en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta a qué horas llegó —No tranquila gracias, y ¿Mónica dónde está eh? —pregunto curiosa ya que ella siempre acostumbra cenar conmigo y hoy no la vi, ni siquiera la escucho en la casa. —La señorita Mónica no está, salió desde la tarde y no ha llegado —dice algo nerviosa, juraría que me oculta algo. —Y mi padre, ¿Dónde está?. —Se que ni siquiera debería preguntar por él

