Peligro y Seducción

Capitulo Diecinueve

Un sin sabor me ha quedado en los labios desde el momento en que en sueños sentí los besos de tu boca, pero mi mente sigue tan vacía como mis manos sin las tuyas.



Maxwell

He apoyado a Stuart en muchas aventuras, pero no puedo dejar que se deje arrastrar por la culpa que siente. Entiendo que quiera protegerla, sin embargo, poner su propia vida en riesgo es una locura total. Está perdiendo la cabeza, ya es suficiente con que se haya metido en la boca del lobo, no es que no lo hayamos hecho antes, pero no del modo en el que él lo hizo, sin apoyo y sin querer que lo ayudemos, porque piensa que todo fue su culpa; y encima se quita su maldito escudo para dárselo a ella.

Aprecio mucho a Andrea, llegué a sentir mucho cariño por ella, pero la que conocimos ya no está, ahora es una mujer totalmente diferente con interés en matarlo, comprendo que es por causa de una mentira y que su memoria no está en el mejor momento, sin embargo, nada de lo que hagamos nos asegura que cuando todo esto acabe, ella va a recuperar sus recuerdos, es que ni siquiera estamos seguros de que esto no sea una trampa y ya él haya caído de la manera más estúpida posible.

Sin importar qué tanto pueda afectar mi amistad de años con él, si llego a ver que su vida corre el mínimo de riesgo, no voy a dudar en hacer volar todo el maldito lugar.

Los chicos no tardan en llegar, pero no podré esperarlos, tengo que asistir al sitio que me indicó el imbécil de Stuart para pavonearme como pavo real delante de Petrov. Quizás no sea del todo malo, es probable que la lleve a ella para estudiar mi reacción, es obvio que tengo que actuar como caballito de mar enamorado y al mismo tiempo descubrir cuál es el efecto que causo delante de Andrea, aunque sea yo disfrazado del amor de su vida.

Dejo instrucciones básicas para los chicos, solo vigilancia en caso de que Andrea no se encuentre con Víctor. Estoy seguro de que se van a caer de culo cuando les cuente lo que está sucediendo, es que parece una maldita historia de ciencia ficción, todavía no comprendo cómo es que no nos dimos cuenta de que ella salió disparada del auto.

Son tantas las cosas que, aunque ya Stuart me mostró cómo ocurrieron, yo continúo sin poder procesarlo.

Las imágenes de ese día no se me han olvidado, todo está tan claro en mi memoria que, cuando pienso en ello, es como si lo volviera a vivir, no obstante, no encuentro una conjetura entre lo que en realidad sucedió y lo que conservo en mis recuerdos.

Salgo de la guarida, es igual a todas la demás, solo que, en un país diferente. Una enorme sala ocupada por distintas computadoras, una pantalla enorme de fondo en el que se proyectan las imágenes o los vídeos, equipos de rastreo, un aparato que sirve para ocultar la señal que emitimos desde acá, de ese modo ninguna entidad gubernamental puede dar con notros, además de muchas otras cosas, armas y artilugios que funcionan para acabar con una población entera si es necesario.

Todo en esta guarida es especial, hay un cuarto prohibido y solo Stuart puede entrar allí. Antes de que su vida cambiara por completo, él logró vivir en este lugar por un tiempo con su hermana, luego fue secuestrada y al rescatarla, ella fue enviada a otra parte para evitar que corriera peligro.

En fin, me dirijo a toda prisa al punto de encuentro y me llevo la sorpresa de que Petrov se encuentra en el sitio, por lo que paso a su lado caminando con toda la arrogancia de la que soy capaz. La mujer a su lado se aleja disimuladamente de él y estoy seguro de que es hora de entrar en acción, si no la estuviera viendo, definitivamente diría que mi amigo se ha vuelto loco.

Pero creo que ahora comprendo el deseo insano que tiene de sacarla de en medio de todo el peligro que la rodea, ni siquiera yo pude hacer nada para evitar que tuviera que pasar por todo lo que la llevó a olvidarse de lo que es importante para ella.

Sigo su andar con el rabillo del ojo, disimulando que ignoro que se acerca a mí de manera sigilosa, sus pasos son lentos y sensuales, busca llamar mi atención, pero si de verdad fuera atenta se daría cuenta de que a su espalda otro es el que ahora me causa terror por la manera en la que me mira.

―Cálmate, recuerda que soy tu amigo y tu mujer no me interesa, al menos no íntimamente, estoy aquí por ti, para ayudarte ―digo, a sabiendas de que lleva consigo el intercomunicador que nos conecta.

Pido un trago y continúo con mi actuación.

―Se supone que es a mí a quien tiene que seducir de esa manera, es normal que reviente de los celos ―dice en voz baja, supongo que para que Petrov no lo escuche.

―Enfócate en lo que es importante, Petrov tiene que creer que ella ha logrado lo que se propone, lo que no entiendo es qué haré una vez la haga creerse su propia mentira ―digo antes de que ella termine de llegar a la barra donde estoy y pida una copa de champaña.

La veo llevarse la copa de cristal hasta sus labios rojos de una manera en la que estoy seguro haría que Stuart se corriera, lo escucho gruñir en mi oído, pero lo ignoro. Me giro hacia la chica cuando siento su presencia y simulo sorpresa al verla, tenerla de frente me roba el aliento, intento articular algo, pero las palabras mueren en mi garganta.

―Es primera vez que veo una reacción tan genuina. ―Sonríe coqueta.

―Disculpe mi imprudencia. Pero, ¿podría decirme su nombre? ―Fingiendo que no estoy a punto de sufrir un colapso nervioso.

―Irina, Irina Tolstói ―pronuncia―, un placer ―añade, y se muerde el labio inferior.

Su mirada no es como la de una mujer que reacciona ante la presencia del que fue el hombre que más amo en su vida, dudo que sea como Stuart dice, ella no ha reaccionado a su imagen y dudo que lo haga al sentirlo cerca. Por más que la miro y trato de hacer que reaccione de algún modo que me indique que hay esperanzas, todo sigue igual.

―Stuart James, el placer es todo mío. ―Me presento, y tomo la mano que me ofrece para plasmar un beso en ella.

Sus ojos son como los de un lince y la sonrisa que me otorga es la de una serpiente venenosa, no veo que quede nada de la Andrea que conocimos, pero quizás esté atrapada muy adentro.