Ya en la habitación, mi mamá no se despegaba de su nieta, les conté todo lo que había pasado durante esos tres años que estuve. Cómo conocí a Celeste y en lo que trabajé para comer, lo que vivimos con Celeste cuando nos casamos a escondidas y el nacimiento de Tamara, no les escondí nada, mamá lloraba y mis hermanos estaban callados escuchando sin ninguna expresión en sus rostros. —¿Por qué no nos buscaste desde el principio? Te habríamos ayudado, somos familia y la familia es unión —exclamo Gregori. Mis hermanos se acercaron a mí, en un momento pensé en que me darían un golpe, estaba preparado para recibirlo, cerré mis ojos y solo sentí sus brazos, abrí lentamente mis ojos eran los dos, abrazándome y protegiéndome como un cachorro. —Te buscamos y perdimos tu rastro, tus amigos no quisie

