El gimnasio
Cerré la pestaña del correo electrónico y obligué mi atención a lo que me rodeaba, tomando nota del patio con su disposición de plantas en macetas y muebles de hierro forjado y decoración de paredes. Un entorno encantador, y no había nada que ganar reviviendo el pasado. Los mismos recuerdos, junto con los mismos sentimientos, resurgieron como basura no deseada y enterrada durante mucho tiempo, desenterrada por una enérgica bifurcación de jardín que una mente errante despierta en acción.
Al cabo de un rato, volví al asunto que tenía entre manos: mi aptitud o la falta de ella. Encontrar el gimnasio más cercano fue la parte fácil. Encontré un establecimiento adecuado en Puerto del Rosario, situado cerca del puerto, en una calle lateral no muy lejos de la calle principal. Incluso
