Traté, lo mejor que pude, que Malor durmiera, aunque fue mi propio sueño el más problemático. Era una nueva pesadilla esta vez. Estaba en unos columpios, viendo como uno subía y el otro bajaba, pero no había nadie en ellos. Escuché la risa de Alex y Lucas, miré a mi alrededor, pero no estaban por ningún lado, no había nadie. El clima era árido y no me explicaba cómo se movían los columpios. -Niños, vengan acá- los llamaba buscandolos, dando vueltas sin encontrarlos y escuchando la risa cada vez más y más fuerte. Grité despavorida cuando dos pares de mano salieron de la tierra justo bajo mis pies, me halaban con sus manitos sucias y uñas rotas -SÁLVANOS, NATALIA -AYUDA, NAAAAT Me solté de su agarre y me arrodillé, empezando a escarbar sin cuidado la arena que también parecía estar hum

