Tardé un poco en servir todo pero antes de que empezaran a devorar como animales los alimentos, pedí que realizaramos una oración, porque era lo correcto ante una comida familiar. Como nadie se animó, decidí hacerla yo, a fin de cuentas, era, como se burlaba la tonta pelirroja, la matriarca del clan. Los niños estaban en su pequeña mesa plástica con sus sillas y una extra para su sobrinita-invitada. Los demás teníamos las manos tomadas entre todos creando una unión fabulosa. Empecé suspirando profundamente, Dios y yo teníamos una charla pendiente. -Señor, presentamos ante ti, en esta celebración, nuestros alimentos. Agradecemos ante todo la vida y la salud que nos prestas hasta el día de hoy y que esperamos dure hasta el fin de los días. Esta tarde te agradezco especialmente por Alondr

