Salí del hospital con deseos de ver a Maddy, sin embargo, Malor no me lo permitió, fui ordenada por mi odioso jefe a reposar en casa, no entendía por qué, hasta que vi el hematoma de la bota que usaba el hijo de puta que me golpeó en la costilla, me asusté mucho al imaginar que pude haber perdido mi embarazo sin siquiera darme cuenta, mi pecho dolió y me cerré a imaginar el sentimiento que pudo haberme arropado.
Accedí y fui obedientemente a casa, en el camino tuve una disputa porque confesó que había comido mis hamburguesas en un ataque de ansiedad y que era estúpido que me enojara puesto que se pudieron haber dañado y que era mejor que él se las comiera, por supuesto no acepté esa excusa y me enojé con él.
Llegué entrada la noche, empezaba a sentirme culpable por descuidar a los chicos
