Nos duchamos juntos y entre besos y risas nos enamoramos más y más como unos tontos adolescentes, mientras salíamos cubiertos de toallas y secaba mi cabello con una, su teléfono sonó, me distraje viendo su gran y vacía habitación imaginando lo bonita que se vería con algunas cosas e imaginando lo que le diría a Malor para que me dejara arreglarla, escuché su voz, pasó de ser relajada y divertida a sorprendida y seria. Volteé a mirarlo y su rostro estaba contraído, supe de inmediato que algo malo estaba ocurriendo y me alarme al darme cuenta que ahora estaba ahí, desnuda y sin nada limpio para usar y acompañarlo a lo que sea que hubiese pasado. Colgó el celular luego de unas cortas palabras y un rápido “Voy para allá”. Me miró restregando su cabeza y sentándose en la orilla de la cama junt

