Volví al trabajo al otro día, en parte porque lo necesitaba, en parte porque esos niños y sus familias me necesitaban. El equipo me recibió de la mejor manera y aunque Malor y yo debíamos disimular en el trabajo, sabía que estaba pendiente de mí en todo momento, al menor descuido estaría a mi lado arriesgando su puesto por mucho que me negara a ello. Las cámaras de seguridad por fin tomaron el perfil de uno de los policías, resultó muy fácil de interceptar. Enton Rells estaba en una sala de interrogatorios junto a un abogado con cara de pocos amigos. -Buenos días- dijo Malor al entrar al cuarto de interrogatorio y el abogado respondió presentándose con un apretón de mano para ambos, lucía mi nueva placa en mi cintura y estaba orgullosa de ella y de la pistola que tenía bien guardada. -F

