CAPÍTULO 15

1504 Words
Mía sale de la mansión luciendo hermosa, con una bufanda alrededor de su cuello para cubrir las marcas que dejó Erick la noche anterior. No le gusta que nadie le tenga lástima, y si dejaba las marcas expuestas, eso es lo que pasaría. —El señor no quería herirla, estoy segura —Kira intenta hablar con Mía, pero esta vez es ella la que no quiere escucharla. —Kira, te voy a agradecer que permanezcas en silencio, como cuando yo estaba en el internado. Vuelve a ser la misma sombra de antes que nunca hablaba —Mía sabe que todos en esa mansión apoyarán siempre a Erick, que sin importar el daño que él pueda causarle, Erick para ellos siempre será el mejor jefe y la mejor persona del mundo. Kira se sorprende ante la petición de la mujer, ya que ella es siempre la que quiere hablar, pero no puede hacer más que obedecer y callar. Mientras Kira guarda silencio en el centro comercial, Mía recorre todas las joyerías del lugar y compra muchísimas joyas. Kira no dice nada porque su jefe dio luz verde para dejarla comprar lo que quisiera, incluso una casa si así ella lo deseaba en ese momento. Después de que Mía compró las joyas que quiso, se fueron a un restaurante a comer. Mía pidió comer sola en una mesa, mientras Kira come desde la barra y la observa. Se da cuenta de que algo dentro de ella cambió; lo que pasó la noche anterior entre ella y Erick terminó de romperla. En sus ojos no queda ningún rastro de inocencia. Kira sabe que de ahora en adelante Mía ya no será igual. Ya no obedecerá las órdenes de su esposo sin chistar; ella buscará la forma de vengarse por lo que pasó, y eso Erick no podrá evitarlo porque la ama. Pero ese amor podría convertirse en su perdición. —Hora de volver, estoy cansada —Mía tomó sus bolsas y comenzó a caminar. Kira la sigue de cerca hasta el auto y ambas regresan a la mansión. —¿Vas a comer? —Javier intenta cuidar de su cuñada, tal y como se lo pidió su hermano mayor. —No, ya comí fuera —Mía sube las escaleras hasta su habitación y cierra la puerta con seguro detrás de sí. Ya no quiere a nadie cerca. Todos en esa mansión se han convertido en enemigos; para ella, ninguno es digno de confianza. —¿Qué pasó, hermosa? —indaga Javier, con Kira, quien se deja abrazar por él. —Mía ha cambiado. Lo que pasó con tu hermana la hizo cambiar y eso no es nada bueno. Ya no confía ni un poco en nadie. Cuando Erick regrese, tendrá que esforzarse muchísimo para que las cosas con Mía funcionen —La respuesta de Kira hace suspirar con pesar a Javier. —Mi hermano en verdad la ama. Estoy seguro de que sabrá conquistarla cuando regrese y convencerla de quedarse a su lado —Javier es optimista. Espera que el amor de su hermano sea suficiente para sanar el corazón roto de Mía, quien prefiere ignorarlos a todos y encerrarse en su habitación. Por otro lado, Jack, después de haber visto despegar el avión de su hermano, se dirige hasta una floristería donde escoge el ramo de rosas rojas más hermoso y grande de todo el lugar y pide que lo envíen a la mansión Becker, para Marie Becker. Él está dispuesto a conquistar a esa hermosa chica y no se va a detener hasta conseguirlo. Mientras Jack lleva a cabo sus planes de conquista, Erick, en el avión, no deja de observar una hermosa foto que le tomó a Mía mientras estaba dormida en su pecho desnudo después de haber hecho el amor toda la noche. —Volveré y cuando lo haga te voy a hacer muy feliz, sin importar nada —Erick siente un profundo arrepentimiento por todo el daño que le ha causado a su esposa, y no solo él, también su madre antes de morir. Todos le quitaron su libertad desde muy joven, y a pesar de que ella aún está viva y sana, nadie le ha dado la libertad de escoger. Erick pretende cambiar eso cuando regrese. Después de todo, ama a esa mujer con toda el alma y hará lo que sea necesario para hacerla feliz, incluso renunciar a ella, algo que Mía no sabe aún. Esa misma mañana, en la mansión Becker, Marie desayunaba con sus padres cuando les informó su decisión de irse a pasar sus vacaciones sola en el viñedo que su abuelo le regaló hace muchos años. —¿Marie, por qué irte sola? —Noah no quiere que su hija deje el hogar familiar tan rápido; recién cumplió su mayoría de edad. —Papá, necesito saber si soy capaz de llevar ese lugar por mí misma, o si, por el contrario, manejar un viñedo y una fábrica de vino no es lo mío. Necesito decidir mi futuro, y antes de hacerlo, quiero probar mis opciones. Ya trabajé un tiempo en la empresa familiar contigo, ahora déjame conocer mis otras opciones —Marie no va a tomar una decisión sin probar antes lo que se siente estar sola al frente de un viñedo y una fábrica de vinos. —Marie, dejaré que hagas esto tú sola, porque confío en la educación que tu madre y yo te hemos brindado, y sé que tomarás la mejor decisión llegado el momento —A Noah no le quedó más opción que aceptar la decisión de su hija. Él sabe que si se opone, su hija podría tomar la decisión de irse de todas formas y esta vez estaría enojada con él. —Gracias, papá, sabía que me apoyarías —Marie se levanta de su silla y abraza a su padre y luego a su madre, quien permaneció callada, pero confía plenamente en su hija mayor. Aunque no la tuvo en el vientre nueve meses, la educó y aconsejó de la mejor manera posible todos esos años y hoy está segura de que su hija ya es toda una mujer sensata y que está lista para enfrentar la vida por sí sola, sin que sus padres la estén vigilando todo el tiempo. —¿Cuándo viajas, princesa? —indaga Ava, cuando su hija deja de abrazarla. —Esta misma noche. Es que llamé y me dijeron que mañana por la tarde comienza la recolección de las uvas, y quiero estar ahí para ver cómo comienza todo el proceso. Además, también habrá una feria donde competirán grandes viñedos, y quiero estar ahí para asegurarme de que el viñedo sea uno de los mejores —Marie está emocionada; ese será un nuevo comienzo para ella, su primer viaje sin su familia, y podrá explorar todas las posibilidades hacia su futuro. —Lo harás todo muy bien, hija, estoy seguro de ello —Los padres apoyan a su hija en su nuevo camino, mientras que Mía saca de su estuche cada una de las joyas que compró y las guarda en una sola bolsa, para cuando tenga la oportunidad de escapar, salir de ahí con las joyas y así lograr mantenerse por un tiempo. Mía no salió de su habitación el resto del día y Javier ya se estaba preocupando. Después de sus compras, él pensó que estaría de mejor humor, pero no fue así. Mía regresó de mal humor y se encerró en su habitación sin salir a tomar ni un vaso de agua. —Toc, toc —Mía escucha unos golpes en la puerta de su habitación. —¿Quién? —indaga Mía sin dejar de observa la oscuridad de la noche desde su ventana. —Soy Javier, la cena está lista, puedes bajar —Javier quiere asegurarse de que Mía coma algo; después de todo, Erick la dejó bajo su cuidado. —No tengo hambre, así que no voy a bajar —Mía en verdad no quiere bajar a comer con ellos, y tampoco tiene hambre, así que puede soportar no cenar una noche. —No está bien que te vayas a dormir sin cenar —Javier insiste en que debe bajar a cenar. —Javier, no quiero ser grosera contigo, así que no insistas, no voy a bajar a cenar —Mía está decidida a no bajar y no lo hará por más que Javier le insista. —Está bien, pediré que te dejen algo preparado en la cocina en caso de que te dé hambre más tarde —Javier se resignó y dejó de insistirle a Mía, quien suspiró al escucharlo alejarse. —No estaré por mucho tiempo más aquí, Javier, así que ya no tienes que estar preocupándote por mí —comenta Mía más para sí misma que para los demás. Una idea de escape se forma en su mente y solo debe pulir los detalles para llevarla a cabo. ¿SERÁ MÍA CAPAZ DE ESCAPAR DE ESA JAULA DE ORO DONDE HA ESTADO ENCERRADA POR CINCO AÑOS?
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