Mía apenas y pudo distraerse durante el día. Después de reponer fuerzas, compró algunas cosas para el viaje y decidió oscurecerse el cabello. Cuando se reunió esa noche con ese hombre, este sonrió y dijo lo que era más que obvio:
—Debiste oscurecer tu cabello antes de la foto del pasaporte, ¿no lo crees? —recalcó el hombre, y Mía asintió.
—Lo sé, solo tuve tiempo libre y se me ocurrió. Es un buen comienzo, además sigo teniendo el mismo rostro. Si las autoridades preguntan, solo diré que era hora de un cambio, y no hay una ley que prohíba cambiar el color natural de cabello.
El hombre sonríe y asiente feliz, ya que algo dentro de él cambió desde que llegó esa hermosa mujer. Él aún no sabe qué es, pero esa chica le saca una sonrisa solo con aparecer.
—Iré contigo en el vuelo, me despediré en cuanto aterrice —A Mía no le pareció extraño, así que subió con el hombre al vuelo.
Mía respiró aliviada cuando el avión despegó. Ese era el comienzo de una nueva vida lejos de todo aquello que la lastimó y la encerró por tantos años. Al fin era libre y no temía ser encontrada. Sabía que poniendo un país, un idioma, tierra y mar de distancia sería casi imposible que Erick pudiera encontrarla, en especial con su nueva identidad.
Mía se durmió durante el vuelo. El hombre que la acompañaba no pudo evitar acariciar su suave y delicada mejilla. Él no podía ni imaginar quién fue el tonto que se atrevió a lastimarla tanto como para hacerla huir. Después de mucho tiempo, aterrizaron en el pueblo del que le había hablado el hombre a Mía.
—Despierta, bella durmiente, es hora de despedirnos.
Mía estaba agotada después de ese viaje, a pesar
de que durmió la mayor parte del tiempo.
—Aquí tienes un mapa detallado del pueblo. Espero que te vaya muy bien en tu nueva vida. Tal vez esté por aquí para la feria de vinos, y te visitaré.
Mía le regaló una sonrisa al hombre mientras tomaba el mapa que este le ofreció.
—Gracias por tu ayuda. Si logras volver aquí un día, recuerda que mi nombre es Hanna —Ambos se despidieron y, mientras el hombre subía nuevamente al avión, la chica miró el mapa y decidió ir directamente a un hotel del pueblo para poder descansar antes de buscar trabajo.
Aunque Mía (Hanna) tiene joyas que podría vender y vivir de eso toda su vida, eso levantaría sospechas, porque nadie sabría de dónde proviene el dinero para pagar todas sus cosas.
Así que, después de instalarse en el hotel, el plan de Mía era recorrer el pueblo en busca de un trabajo honrado que no permita que sospechen de ella, que no la haga resaltar y que no la exponga a que Erick se entere de que está allí.
Mía recorrió todo el pueblo hasta que una señora muy amable le dijo dónde podría conseguir trabajo durante la temporada de recolección de uvas.
—Hay una hacienda que tiene un gran viñedo en las afueras del pueblo. La dueña llegó hace unos días y están contratando recolectores para comenzar con el proceso de producción lo más pronto posible. A algunos les ofrecen hospedaje en pequeños campamentos en la propiedad. Deberías ir a preguntar —Mía sonrió, pensando que esa podría ser una buena oportunidad para desaparecer. Además, escuchó que hay muchas caravanas que viajan por tren o a pie siguiendo las líneas de cultivos, así siempre tienen trabajo en cada época de cultivo, sin importar lo que tengan que cultivar.
—Gracias, señora, iré inmediatamente —Mía, emocionada, fue al hotel, tomó un bolso por si no podía regresar esa noche. Si le daban el trabajo, vería la posibilidad de quedarse en el campamento con el resto de los recolectores.
Mía caminó por largo rato hasta que, estando cerca de la hacienda, uno de los trabajadores la vio y se detuvo a hablarle.
—¿Vas a la hacienda? —indagó el hombre bajando el vidrio del auto.
—Sí, me dijeron que están contratando recolectores —respondió la joven un poco ansiosa.
—Sí, así es. Sube, te llevaré ahí.
Mía respiró aliviada porque ya llevaba mucho rato caminando.
—Gracias, ¿trabaja allá? —Indagó Mía al subir al auto.
—Sí, soy el capataz, por lo tanto, tu jefe. Me llamo Felipe —el hombre se presentó, y Mía sonrió.
—Hanna Ivanov —Mía usó su nueva identidad. Nadie en ese pueblo sabría su verdadero nombre, no se pondría en riesgo.
—¿Eres rusa o alemana? Pregunto porque tu apellido es ruso, pero tu acento suena alemán, como el de la dueña de la hacienda —Felipe sintió curiosidad.
—Ambas. Nací en Alemania, pero me llevaron a vivir en Rusia por muchos años, luego volví a Alemania y ahora estoy aquí buscando una nueva oportunidad de comenzar de cero.
Mía no revelaría más de eso. Ella está sola en el mundo y debe comenzar todo desde cero, olvidándose de que es una mujer casada y de que Erick la busca; hasta de su propio nombre debe olvidarse.
—Bueno. Si te llegas a topar con la dueña, seguro se entenderán muy bien. Su padre es alemán y su madre rusa. También tiene familia estadounidense, así que es una mujer de muchos lenguajes, se llevarán bien.
Mía asintió y esperó que todo saliera bien.
—Una mujer me dijo que habían campamentos donde podían quedarse los recolectores, ¿es eso cierto? —Mía, ya que estaba con el capataz, le sacaría toda la información posible.
—Sí, eso es cierto. Pero no creo que ese lugar sea para ti. En su mayoría hay solo hombres, y las mujeres que duermen ahí es porque están con sus esposos trabajando juntos. Pero tú te ves más frágil y delicada, no creo que te sientas cómoda en ese campamento.
Felipe notó los cuidados en la mano y la piel de la joven; era más que evidente que no estaba acostumbrada a ese tipo de trabajos.
—Soy más fuerte de lo que crees, no soy delicada. Puedo trabajar y vivir en los campamentos si me da la oportunidad —Mía no se iba a rendir, esa era su mejor oportunidad para mantenerse bajo perfil y ocultarse de todos.
—Si tan segura estás, puedes quedarte esta noche en el campamento. Si sientes que no puedes con eso, mañana mismo te llevaré de regreso al pueblo, pero si decides quedarte, iremos a donde tú me digas a recoger tus cosas, porque no creo que tengas todo en ese pequeño bolso que traes.
Mía asintió feliz. Tenía una buena oportunidad y no la iba a desaprovechar.
Felipe condujo hasta el área del campamento, se lo mostró a Mía, quien no vio gran problema, pero es que no había nadie ahí.
—Deben estar todos terminando de recolectar. Vamos para que veas cómo se hace, luego podrás venir a descansar con los demás y mañana tomarás tu decisión.
Felipe guio a Mía hasta el lugar, se las presentó al resto y la dejó junto a una recolectora para que aprenda el oficio y pueda tomar una decisión al día siguiente. Felipe se despidió, pues debe presentarse ante la dueña. Aunque cuando vio a Mía creyó por un momento que era su jefa, Mía es mayor y al verla de cerca notó que no era ella, pero ambas se parecen muchísimo, así que él cree que a lo mejor tienen algún parentesco.
Mientras Mía se esfuerza por comenzar bien su nueva vida como trabajadora de la hacienda, en la casa principal Marie ya había recibido la caja que le pidió a su madre enviar. Ahí está toda la verdad sobre su madre biológica. Marie pidió no ser molestada y se encerró en su habitación. Ahí abrió la caja y leyó todos los documentos que había dentro y hasta vio varias fotos.
—Tengo una hermana. ¿Podría ser ella? —Marie recordó su encuentro en el centro comercial con Mía Weber y pensó que quizás ella sea su hermana mayor, pero no sabe cómo contactarla.
Entre las cosas había una foto de una niña idéntica a ella, solo que unos años mayor que ella. Marie la tomó y sonrió.
—Definitivamente eres tú, Mía, te voy a encontrar.
Al ver la foto, Marie supo que la chica con la que tropezó en el centro comercial se trataba de su hermana, así que la buscaría hasta encontrarla. Después de todo, ambas fueron abandonadas por la misma madre y no tienen la culpa de nada, crecieron separadas, pero no tienen por qué continuar siendo así.
Marie tomó su celular y le pidió a su padre contratar un detective para encontrar a Mía Weber. Marie le comentó a su padre que se topó con ella en el centro comercial y presentía que ella era su hermana mayor, así que le pidió de favor que la ayudara a encontrarla y este accedió.
Lo que Marie no sabe es que su hermana está más cerca de ella de lo que imagina. ¿Será que se encontrarán las hermanas?
Descubre todos los misterios de esta hermosa historia en los siguientes capítulos, no te la puedes perder.