Maddy sentada en la pequeña cama de su celda, observaba con expresión de tristeza, su hermoso cabello enmarañado, su rostro demacrado y sus ojos un poco hundidos e hinchados producto del llanto incontrolable, padecido durante esos cuarenta y dos días, 1.008 horas, cada segundo era una sentencia de agobio, la desesperación la atormentaba como un cruel enemigo, rogando para que Anne pudiera huir y salvar a su hijo, pues lamentablemente ella ya no podría verlo, no sabía hasta cuando, porque ya la habían sentenciado a cinco años de prisión por estafa, aunque aún no la trasladaban a su sitio definitivo de reclusión. Aunado a ello, no se había sentido muy bien de salud, con constantes náuseas y vómitos, no le duraban nada los alimentos en el estómago, por eso ese día temprano, le habían realiza

