Será por las malas, entonces.
—Entonces haré que seas tu quien me pida perdón primero—sentenció el italiano apresando sus labios con los suyos, le sujetó la barbilla con fuerza haciéndola gemir de manera involuntaria ante la inclemencia de su beso. Su lengua poseyó su boca con fuerza, sin recato alguno y de manera posesiva apegó su cuerpo al de ella. Fiore disfruto de aquel beso dejando embargar de la sensación excitante de su dominación, sin embargo, ella no era una mala perdedora de hecho, tal vez iba a pedirle disculpas, pero antes haría que él lo hiciera primero.
—Eso no pasará—respondió respirando con dificultad cuando se separó de él con un poco de agresividad. Le sujetó fuertemente de la corbata y lo atrajo a sus labios con fuerza, mordiendo y lamiendo sus labios, como si intentar
