¿Qué piensas hacer?

1275 Words
Después de una larga noche en el hospital llena de exámenes y secretos, finalmente fuimos a casa. El bebé está bien, está sano y probablemente vaya a estar bien. La que tiene un problema es Maya. Está muy tensa y es normal que las mujeres embarazadas tengan un pequeño sangrado durante los primeros dos meses, pequeño y en todas las horas que estuvimos en el hospital no volvió a sangrar. Mi novia me despertó con besos en toda la cara, yo le acaricié la espalda despacio mientras le intentaba quitar el camisón. Maya negó con la cabeza y se dedicó a besar mis labios mientras quitaba mis manos del camisón. —Vamos a desayunar. Preparé el desayuno completo con fruta y yogur y cereal que no nos gusta —los dos sonreímos. —Te imaginas si al bebé le gusta el cereal, tendremos que echarlos antes de los 16 años. —Totalmente, expulsado de la familia. Maya bajó la cabeza y la sonrisa se le apagó. Ser el mayor de una pareja de amantes enamorados tiene una o cinco ventajas, mis papás se enojan conmigo, pero nunca como para recordar que soy una oveja negra. —Mi amor, Maya, tú y yo somos familia. —Sí, lo que pasa es que mi papá es importante para mí y está molesto por una foto nuestra en la playa en la que estamos caminando, no estamos desnudos o algo escandaloso. Caminando de la mano. —Lo siento. —Desayunemos, me costó mucho hacer todo esto. Le di un abrazo y después comenzamos a desayunar. Tenía que ir a la oficina y asegurarme de que todo estuviese bien. Cuando llegué me encontré con valentina y Sasha, mi secretaria riéndose y conversando como viejas amigas. Sasha es de estas personas sobrecalificadas para cualquier puesto primero porque son demasiado inteligentes y segundo porque no hacen nunca lo que les dices. Honestamente, creo que debería estar en sistemas, pero disfruto de su energía y de su inmadurez. —Buenos días, jefazo. —Buenos días, Sash —me acerqué y le besé en la mejilla, fui a repartir besos en el rostro de mi hermanita. —¿Qué hace la princesa de Mainvillage en mi oficina? —Quería saber qué se siente ser guapo, rico y sexi. —Mi amor, gracias por el perfil. La cosa es que eres las tres. —Gracias y hoy vine a tomarme unas fotos con el fotógrafo más sexi de la familia, porque Ellis me plantó. Busqué a su socia y escúchalo ehh, él está en una convención y ella tomó vacaciones. —¿Piensas que estén enredados? —Conozco a mi hermano, él está enamorado, como tú de la escritora que no tomó vino. —Sasha nos regalas unos minutos. —Alguien va a ser papá. —Ey, privacidad y ve por las cosas de la sesión del sábado, por favor. —Me pagan la gasolina —me quedé mirando. —No, no y lo sabes—abrí la puerta de la oficina. — Tchau, tchau Le ofrecí a mi hermana algo de beber y Valentina no puede simplemente responder agua. Está pasando por una etapa de té matcha que de verdad dan ganas de asfixiarla, porque lleva muchas indicaciones y no puedo con todo y Sasha se fue, ella es la que se leva las indicaciones del culo. Lo bueno es que la secretaria de Sofía está acostumbrada a la gente loca del té, con exigencias de té extrañísimas y me preparó lo que mi hermana quería, un latte para mí y un té para mi tía Sofía. Le tomé de la mano y le besé los nudillos. —eres una salvadora, no sabes lo feroz que es. —La conozco desde chiquita, sé lo Sofía que puede llegar a ser. Mi hermana estaba esperándome con su cara de: “sé todo en la vida”. La ignoré y tomé asiento frente a ella. No le permití retomar la conversación porque Valentina no es una mala persona. Solo es una mujer adulta que vive con mis papás y tiene una tarjeta que pasa por aquí y por allá, muchas veces sin control alguno. Cuando mi hermana escuche que tiene una excusa para comprar ropa miniatura para un bebé del que puede llegar a ser amadrina, pasará semanas de compras. Valentina me contó de su sesión de fotos y lo que esperaba de su fotógrafo y los proyectos a los que pensaba abrirse con ese nuevo folio, sin embargo, no tiene nada de que preocuparse. Es la cara más conocida en el modelaje Mainvilliano y es una joven preciosa que ha pisado las pasarelas más importantes de París y nueva York. Montamos un plan y mi hermana quedó muy contenta con la propuesta. Ellis llamó para disculparse y Valentina le regañó por irresponsable, pero se dedicó al chisme. —¡Qué! —respondió incrédulo Ellis por las acusaciones de nuestra hermanita. — No, Marcela es guapísima, no le gusto. —¿A ti te gusta?—preguntó Valentina. —Sí. —Eso es todo lo que necesitas. A ninguna mujer le gusta un hombre inseguro. Tú eres joven, guapo y dulce como nadie, te mereces todo el amor del mundo Ellis. Recuerda siempre eso. —Me preocupa mucho esta conversación—comenté y mi hermana sonrió. —Es que no has estado poniendo atención, a la forma en la que se miran, la forma en la que bromean, todo y ellas muy guapa e inteligente. —Vale, estoy saliendo con tu amiga… —¿Cuál? —Cristina. —Ahh, sí, ¡Cris! Ustedes no van a durar. ¿Por qué no me ahorran la incomodidad? —Porque si Marcela y yo rompemos, se vuelve incómodo para la gente que trabaja para nosotros, a veces tienes que ceder un poco. —Aprendí esto: que pase lo que tenga que pasar, el amor siempre llega cuando menos lo buscas—les dije. —Te amo, hermani. —Yo a ti, gracias por ayudar a Miss exigencias. Los dos reímos y Valentina nos abucheó. Se puso en pie y me preguntó si estaba dispuesto a ir a comer con ella. Siempre estoy dispuesto para todos con mi hermana. Le escribí a mi hermana un mensaje a ver qué tal estaban pasándole. Escribí un mensaje a mi novia para saber si quería reunirse con nosotros para almorzar, pero respondió que estaba en lo más y mejor de los capítulos que tiene que enviar a la editorial. Hice una orden extra en el restaurante para que le enviaran a domicilio y mi hermana y yo nos pusimos al día con los chismes del gremio. Después de una comida que me supo a gloria y la compañía más relajante y encantadora de toda la ciudad, vi a mi hermana. Estábamos caminando hacia la oficina cuando insistió en meterse a una tienda de antigüedades. —¿Qué tal te ha ido con Maya? —Complicado, su familia está… molesta. —Sí, debe ser todo muy abrupto, es como… —mi hermana se quedó contemplando hacia la pared. —No tenemos a nadie perfecto en esta familia. —Y eso nos hace menos susceptibles a desilusiones —repliqué y le di un beso en la mejilla. La dueña de la tienda saludó a Valentina como si fuesen viejas amigas, y las seguí a la parte favorita de la tienda que enloquece a mi hermana, nos mostró la joyería y no pude evitar observar un par de anillos delgados con forma de ola. —¿Me los puede empacar? —¿Vas a pedirle que se case contigo?—preguntó mi hermana escandalizada.
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