A la mañana siguiente, despierto y voy a prepararme para comenzar mis labores, me cambio y pido el desayuno para ambos, Sebastián aún duerme, pero debe tomar su tónico para el dolor, antes debe tomar sus alimentos.
Me acerco a el, y lo llamo despacito.
El abre sus ojos, y me dedica una sonrisa.
- Eres aún más hermosa por las mañanas.
Me deja algo perpleja.
- Valla príncipe, ahora coquetea conmigo, algo fuera de lugar considerando sus sentimientos no lo cree.
El se queda serio, y yo enseguida me arrepiento de lo que he dicho, colocó los alimentos frente a el, y me siento, comienzo a dar de comer en la boca como si fuese un chiquillo, el me mira, yo evitó hacerlo, me pone nerviosa, sólo me dedico a dar de comer.
- Es verdad!
- Que cosa.
- Que eres muy hermosa.
Yo no se que decirle,
