Corra, corra

1594 Words
«« Melec Amir »» La huída... —Mujer, no huyas de mí. Soy tu dueño y mientras más rápido comprendas eso y aceptes tu nueva realidad, será mucho mejor para ti.— Las palabras del hombre resonaron en mi oído, soy la hija de Omán Qatar y Abir Abdalá, soy Zahara y en mi supuesta noche de bodas, antes de dar por terminada la boda, tuve que salir corriendo de aquella enorme mansión ubicado en medio de la nada. —¡Sal de donde estés he dicho! Estás desgastando mi paciencia, ya mi buen humor se fue al caño por tu culpa —volvió a gritar en medio de la noche. La noche estaba en su más oscura versión, este hombre que estuviera buscando encontrarme, llamándome, diciendo soecidades, era el dizque prometido para ser mi esposo. Ante todo pronóstico, mi Padre siendo un alto Jefe, un Jeque musulmán, no pudo llevarle la contraria ante su propio padre y demás altos funcionarios de su gobierno, la Familia Amir me había pedido para ser la esposa de su hijo mayor Melec Amir. Hasta hacia media hora atrás, yo no sabía el tipo de persona que era Melec Amir, cuando escuché hablar con su mejor amigo y primo acerca de lo que significaba el casarse conmigo. La conversación que oyera, fue así. «« —¡Vaya Melec, te estás volviendo más poderoso ahora! mucho mas que cualquiera de nosotros —dijo el primo. »» Vi por la rendija de la puerta como él sonreía y se acariciaba el mentón para luego decir lo siguente. «« —Jaja, no es para tanto primo, nuestra familia también es importante al igual que la familia de mi prometida —se rió en tono burlesco y siguió con sus sugestiones en tono orgulloso. —Mi futura esposa solo aplanará mi camino hacia la política sin tanto esfuerzo. Llegaré a ser el nuevo Jeque muy pronto —dijo seguro de su intención. —Solo en eso nos sobrepasa a la familia, por esa jerarquía, pero eso ya no será un problema.»» dijo sonriéndose con orgullo y malicia. «« —Oh, ¿Será así las cosas como tu lo dices? ¿explícate? Pensé que realmente ella te gustaba, por que tu novia es hermosísima, aparte bellísima. »» dijo su mejor amigo, Abdul. Mis oídos se agilizaron, sabía que este hombre escondía algo mas. Él no me daba buena espina, algo de él me parecía falso como las baratijas, y no es que yo estara aquí en contra de mi voluntad, había aceptado casarme para evitar un mal innecesario en las cuestiones políticas de nuestro país y de la familia, pero escucharlo hablar así, tan prepotente y de sus pendejadas, me barrió la mente y me dió por sacar la suciedad fuera de mi vida. Obviamente después de esto, no querría casarme con este hombre, después de todo, ni brinquitos me daba al corazón, no me hacia sentir nada este hombre, y saber su intención me daba una emoción negativa de solo verlo. «« —¡Ella solo es un medio para llegar a un fin!»» dijo con su egocentrismo. «« —¿No te gusta ni tantito ella? ¡Por que déjame decirte, ella es tan hermosa! —dijo Abdul otra vez. »» «« —¡Jajajaja, Abdul, tal parece que a mí amigo le gusta mucho mi nueva esposa. —Abdul se puso nervioso, tartamudeó y se excusó. —¡Perdón, solo digo que ella es muy hermosa, además no es hija de cualquier persona, si no del Jeque mayor. »» Melec se rió a todo pulmón y dijo algo que me erizara aún más la piel. «« —¡Jajaja amigo querido, ya hemos hecho antes esto, si tanto te gusta, te dejaré poseer su cuerpo. —Abdul hizo un chirrido de sorpresa y respondió ante la provocación. «« —En ese caso, Melec, ninguna de esas mujeres era tu esposa, solo eran amantes, mujeres ligeras dedicadas a eso, no cumplían con el corán, pero ella, ella es una princesa, ¿olvidas quienes son sus Padres? »» para mí era suficiente escuchar esta sucia conversación. Di la vuelta para irme, pero en el proceso dejé caer el jarrón de flores en la esquina, al parecer él y sus acompañantes habían escuchado el ruido causado, por que enseguida escuché pisadas detrás de mí. Regresé a mi habitación, mis lágrimas estaban prestos a salir de mis conductos lagrimales, mi cara se había puesto caliente, si algo sabía con certeza, era que hoy no me casaría con este hombre, preferiría la muerte. Él vino a la puerta de la habitación, me llamó. « —Habibi, ¿estás allí? » Solo de oírlo, me daba náuseas este hombre, su cara de hipócrita me daba asco, ¿cómo me podría casar sintiendo estas cosas de un hombre que tan solo me causaba repulsión, se supone que debes admirar a quien amas? Puse cara sin expresión, escondí mi rabia y entre abrí un poco la puerta y dije: «« —Todavia me falta un poco. ¿Puedes retírate, es de mala suerte. —dije esto para salir de paso, pero también porque en verdad creía en eso, mi Madre me contaba esas historias de casamientos en Latinoamérica que no se dejaba verse por el novio sin haberse casado ya, según daba mala suerte al matrimonio sin haber empezado, cuando pensé en ese detalle, abrí la puerta en pampas. Necesitaba decirme a mi misma que este tipejo no entraría a mi vida de ninguna de las formas posibles. Él abrió grande sus ojos al verme, seguro pensó que yo estaba loca por él, y si me estaba volviendo loca, pero de las ganas de salir corriendo de ese lugar. No pude salir huyendo de ahí, pero cuando me tocó ir al altar junto a él para efectuar la boda, vi que mis padres ni siquiera habían llegado a dicho evento, era como esperar algo malo de buenas a primera. ««« —Y mis padres, ¿dónde están?»»» —pregunté con clara muestra de nerviosismo. ««« —Ya fuistes entregada a mi, ahora perteneces a mi y a mi familia. —dijo sin cohibirse de nada ni guardarse de algo. »»» Mis ojos lo fulminaron, yo no había nacido para ser tratada así, hubiera preferido que mi madre me hubiese Abortad'0 en el principio de la gestación de embarazo y no que un pedazo de mierd'a me tratara como un objeto que pasa de mano en mano sin valor alguno. «« —¡Vamos, no me mires así! Soy tu esposo. —me gritó aceleradamente. »» «« —Déjame recordarte algo muy importante, soy la hija de... «««¡Plafff!»»» Me resonó una bofetada en mi rostro tierno, el rostro que nadie había atrevido a golpearme. Me había interrumpido, me había pegado, me había humillado, y eso que ni siquiera me había casado aún. ¿Que vida podía esperar al lado de un mequetrefe como este? Mi cabeza estalló, entonces recordé las insistencias de mi madre acerca de; Zahara, mi pequeña, debes aprender a fortalecer tu espíritu, a saber responder en el momento presiso y a saber pelear, no sabes cuándo vas a necesitar estirar tus piernas, brazos y demás partes de tu cuerpo para aprender a defenderte, me decia siempre mi hermosa madre, a lo que yo perezosa le respondía, ""hay mamá, soy tu hija y de papá, ¿por qué necesitaría de aprender a defenderme? Tengo quién lo haga por mi"" respondía a mi madre, pero ella tenía maneras de convencerme y al final, terminaba siendo la mejor en eso. Sin que él se lo esperara, sin previo aviso, lo agarré de su cabeza lateral y lo tiré al suelo, luego dejé caer el peso de mi cuerpo sobre su humanidad puse estratégicamente mi rodilla a su cuello y pecho y lo asfixié, lo mantuve fácilmente doblegado sin que él pudiera hacer algo para liberarse. Entonces, teniendo el control total sobre él le dije en voz alta. ««« —Todavia no eres ni mi maldito marido, pero ya crees que puedes pisotear me, ¿crees que tienes potestad sobre mí? —Te juro que este golpe será el primero, pero también el último de los golpes que me diste, por que dejaré de llamarme Zahara, si lo volvieras a hacer. —Soy la hija de la princesa Abir y el Príncipe Omán, soy quien te destroce eso inservible que traes entre tus dos piernas, Ahhh y recuerda muy claro, no me casaré con alguien como tú. —lo parafraseé las palabras tal cual. Solté al hombre sin antes haberle dado tres golpes en su cara de i***t'a narcisista, él me causaba repugnancia. Uno de los golpes le cayó en su boca he hizo que le cayera una pieza dental, le corrió mucha sangre, pero ni aún así me causó lástima. La audiencia, que eran sus propios familiares y amigos, estaban viendo todo. Lo que dije, mis palabras no fueron bajas, todos pudieron oír lo que dije. Salí al alto balcón, destrocé el vestido que me arrastraba y lo rompí, suficientes para que no me estorbaran y salté fuera de aquella mansión, me escabullí rápidamente hacia las caballerizas, de allí tomé a mi caballo, llamado el potro salvaje, misma que traje porque no podía vivir sin cabalgar, salté la barda en mi caballo y echamos a correr lejos solo la arena daba paso, gracias a Dios ya había oscurecido, ellos no podrían encontrarme fácilmente. ««« Mejor sola que mal acompañado »»» ... Segundo libro de "Detrás del Velo..."
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