Zahara... —Llegaos a casa, que bien se siente esto —grité, y mi madre frunció el ceño observando mi alegría. Salí corriendo y a quien vi en la entrada a nuestra vivienda, fue a mi hermano Onur, él siempre se alegraba de verme, creo que para Onur yo era su persona favorita. Él me cargó y yo hábilmente subí a su regazo, me dejé apapachar y cargarme, mi madre vino a mi y me tomó del lado del brazo, me llevó a su habitación, yo le hice puchero de niña agraviada. —Quiero estar con Onur, mamá, ¿por qué siempre nos interrumpes? —Zahara, ya te he dicho, no puedes estar dándote esas confianzas con "tu hermano Onur" —¡Mamá! —dije reprochando su actitud. —¿Lo dices tú? —¿Si... yo? ¿Por qué? —me puso cara de regaño. —Por que has estado viviendo fuera de estas tierras, sabes mejor que nadie