¡Perfecta! Dulce y hermosa usando un largo vestido rosa con bordados blancos y una capa de sacerdotisa, acompañada del Duque Bastián, con el cabello recogido, maquillaje ligero y una bella sonrisa. Esa mujer es la Santa. Me habría gustado tanto no nacer en la misma familia que ella. Las personas se aglomeran, Elizabeth y yo retrocedemos, no necesitamos estar más cerca, tampoco llamar la atención en demasía, esto es un compromiso, pondrán una línea sobre mi nombre por asistencia y podré irme. Yo no quiero... Llamar la atención... Por favor no vengas... – Marjory, ¡estás aquí! Mi piel se siente fría cada vez que ella me abraza. – Pensé que estarías molesta, estoy tan feliz de que pudieras venir, cuando vi a Tristán llegar solo, me preocupé. ¿Es necesario decir que llegué sola? –