Enzo Mis días en la hacienda cada vez se vuelven más ajetreados. Hay muchas cosas que necesitan reparación o mantenimiento. Me desperté muy temprano con la noticia de que unas vacas habían destrozado la valla que las mantiene separadas del resto de los animales. Sin más remedio, tomé la caja de herramientas y me dirigí hacia allí. —Bueno, parece que tenemos mucho trabajo por hacer, amiga.—Le digo a una de las vacas que se acerca curiosa, rascándome la nuca mientras inspecciono los daños. Comienzo recogiendo las tablas rotas y haciéndola a un lado para que ni yo, ni las las vacas, nos lastimemos en el proceso de reparación. Una vez todo el desorden está en orden, comienzo a medir los tamaños necesarios para reemplazar la valla. La vaca curiosamente se acerca más y parece estar observand

