Capitulo 1

1147 Words
En mi presente: Hoy con 21 años vivo en España con mis padres adoptivos, vale destacar que no hacía falta dinero porque eran millonarios. Nunca más supe nada de Nick. Había hecho una sola amiga la cual cuando íbamos al colegio la dejaban todos de lado por ser una alumna becada. Tal vez todo sea por la clase social, por mi parte eso no era una manera para elegir a las personas y sólo importa lo que puedan entregar. Pero eso era mi mejor amiga, muchos planes a futuros juntas, una de ellas era irnos a vivir juntas a un departamento que me regalaron mis padres. Igual no tardo tanto en cumplirse. Toda las maletas preparadas, casi corriendo me despido de mis padres y paso a buscar a Emma (mi mejor amiga). La observo sacando sus maletas —¿Necesitas ayuda? —le gritó. Arrastra las maletas por el suelo sonríe cuando llega al auto le abro para empezar a guarda las cosas —Ya está—Agitada por hacer tanta fuerza, se pone en el asiento del acompañante y tira su cabeza hacia atrás. Llegamos frente al edificio, nos quedamos embobadas mirando todo. Era muy grande cosa que no creímos que pasará —Tengo las llaves, ¿entramos?—le muestro las llaves en mis manos. —¡Qué comience la diversión!—salta mientras agarra mi mano. Entramos corriendo por el ascensor riéndonos, no era tan lejos pero tardamos más de la cuenta por las maletas que llevábamos. Ya llegadas al departamento tiramos las cosas, empezamos a acomodar las cosas. —¿A dónde vas?— grita —Deje otra caja en el auto, la traigo y vengo— salgo de ahí. Me quedo en silencio mientras en el ascensor se estaba el ruido de los pisos avanzando con la mirada clavada en los cambio de números. Me saca de los pensamientos el sonido de las puertas abrirse. Lentamente camino por el pasillo, juego con las llaves en mis dedos y abro el auto.  Intento agarrar la última caja hago tres intentos, ya que, era pesado —¡Maldita sea!, no sabía que estaba tan pesado—susurro en voz baja. Cierro el auto y levanto la caja del suelo, mis pelos estaban en toda la cara lo cual no dejaba visualizar todo el camino. Mis pies le erran al primer escalón haciéndome caer de rodillas y la caja se tire frente a mí. Rápidamente comienzo a meter las cosas que se me habían desparrados de adentro de la caja, veo unos pies frente a todo el desastre. —¿Estás bien?— se agacha metiendo las cosas de nuevo. —Si, gracias —nerviosa al ver que estábamos tan cerca. Luego, de terminar de meter todo me levanto, sonrió y el chico me devuelve la sonrisa. Nos quedamos parados ahí mirándonos hasta que se decide hablar —¿Eres nueva por aquí?— acomoda el bolso de su costado. —Si, llegue hoy con mi amiga.— sonrió. —Mi nombre es Nicolás—sonríe y estira su mano. Le respondo al saludo. ¿Cómo se llamaba Nick?, pienso en mi cabeza por primera vez tenía miedo que fuera él. Me quede helada sin saber qué hacer y lo primero que se me ocurrió fue presentarme —Mucho gusto. Me llamo Isabella—fue lo primero que se me ocurrió. Me queda mirando con una sonrisa — Lindo nombre. ¿Y ya te mudaste aquí?—pregunta. —Si, con una amiga. ¿Vos vivís aquí?—señalo el lugar donde estábamos. —Sí, ya hace un año.—responde cortante. Levanto la caja del suelo —Bueno me tengo que ir. Gracias por la ayuda—le muevo la cabeza en forma de saludo. —Ok. Seguro nos vamos a ver seguido. Nos vemos— Camina mientras me abre la puerta dejándome lugar para pasar. Mi cabeza no dejaba de pensar en el nombre de aquel chico, fui una tarada todo porque se llama igual que Nick. Llego a la puerta del departamento abro, dejo las cosas tiradas en el suelo, camino hacia la nueva habitación lentamente de espalda me quedo un rato en la cama y me pongo a pensar en Nicolás. Un chico guapo, sus ojos color miel, la sonrisa perfecta, dos aritos en los oídos que eran tipos diamantes, pelo corto como una pequeña cresta que se le ve poco, estaba de musculosa y una bermuda de jeans con un bolso. Así es, me acuerdo de cada detalle y sonrió al creer que parecía todo un jugador de fútbol. Me saca del pensamiento mi celular —Hola Mamá...si má.. Si ya sé que son las siete de la tarde... —levanto hasta quedar sentada en la cama—Si ahora voy al supermercado... Ya sé. Chau.. Yo también te quiero— Finalizo la llamada. Acomodo mi ropa y pelo un poco. Salgo de la habitación —Emma voy a comprar unas cosas— grito. Aparece corriendo—Bueno tráeme un helado—poniendo su boca en forma de puchero. Salgo del edificio, me voy caminando al supermercado porque quedaba cerca. Llego y compro todo me vuelvo rápido al departamento. La primera noche transcurrió tranquila con Emma nos llevamos excelente y nos ayudamos mucho. Estamos de vacaciones pero sabemos que ya cada una tenía sus obligaciones que cumplir. Era algo rutinario a la mañana siempre me gusta salir a correr un poco. Me levanto, me pongo mi calza, zapatillas, me hago una cola en el pelo, una musculosa apretada al cuerpo, celular y auriculares, botella de agua. Si me gusta hacer algo asique corrí como media hora, me vuelvo caminando al departamento. Mientras subo, llego al piso donde vivo veo que sale Nicolás y una chica a su lado llorando. Vivía justo al frente de mi departamento se lo notaba enojado, me ignoro totalmente y no le hice caso seguí el camino hasta que entre a mi departamento. Desperté a Emma y me bañe. Decidimos salir un poco y comer afuera —Abras visto al vecino, ¿no?—me codea mientras se ríe. —Si claro. Lo vi saliendo con una chica llorando—enfoco mi mirada en los locales. —Es tan lindo—suspira —Pero tiene novia—con su tono enojada. —Vamos a comer— le tironeo la mano haciendo que entremos a un local. Llegamos a un restaurante —¿Piensas que vamos a comer acá?—Señala el sitio. —¿y si donde más?—levanto mis hombros. —No, yo a esto no lo puedo pagar. Es carísima la comida—niega con la cabeza. —¿y quién dijo que pagabas?—la quedo mirando y tomó su mano — Yo invito—sonrió. —No ni loca. Acá es caro, vienen los jugadores de fútbol a comer después de entrenar—observa su alrededor. —¿Y? Nosotras venimos a pasarla bien. Nada de mirar chicos—caminamos juntas. Elegimos una mesa y nos sentamos, hablamos. Ya con la comida servida, notaba que Emma tenía razón la mayoría que venía a estos tipos de restaurantes eran jugadores de fútbol. Pero no me importaba —Tenía razón, mira a tu derecha—asiste con cabeza para que mire. —¿Qué hay?— murmuro. Mire disimuladamente y lo veo a él con un grupo de amigos en una mesa. Todos llevaban la misma remera con un escudo de un equipo. Lo mire, me miro y me dedico una sonrisa. Di vuelta la cara —No entiendo nada de fútbol—susurro. Se ríe a carcajadas —Isa es simple— jugando con su tenedor y señala — Mira el vecino con sus amigos son como los jugadores juveniles del equipo más famoso de este país— dice emocionada.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD