Mi nuevo hogar

2001 คำ
Ha pasado más de dieciséis horas desde que nos subimos al avión, el vuelo ha trascurrido sin problema alguno. Al terminar de recoger nuestro equipaje, nos dirigimos a la salida en busca de un taxi. Según la abuela Mary, su casa de la infancia está retirada al aeropuerto, debemos ir en auto alrededor de una hora. Espero llegar pronto, mi cuerpo me pide a gritos un buen baño y una excelente cama, no me imagino como se sentirá mi abuela por su edad. Si yo me siento así, me imagino que ella se sentirá peor. Logramos conseguir un auto que nos llevara hasta nuestro destino, yo estaba encantada observando por toda la ventanilla el hermoso paisaje que estaba observando. Había visto fotos en internet donde mostraba como era la ciudad, pero lo poco que estoy conociendo, puedo ver que es realmente hermosa, ansío poder salir y caminar un buen rato para conocer mejor la ciudad. Después de una hora, me doy cuenta que hemos entrado a un barrio donde las casas eran de lujo, creí que debíamos pasar por esta parte de la ciudad, para llegar a donde estaría la casa, pero mi sorpresa fue extremadamente grande. - Hemos llegado señora – dice el conductor. - Gracias, agradecería mucho si es generoso en ayudarme con nuestro equipaje – dice mi abuela bajando del auto. - Por supuesto – dice él. Salí del auto y me di cuenta que la casa era realmente hermosa, su tamaño no se comparaba en lo absoluto a nuestra casa en Roma, por un segundo deseaba estar equivocada. Pues, nunca vi que la abuela Mary fuera una persona rica, de hecho, su casa al lado de la nuestra era sencilla, más elegante que la de mis padres, pero sencilla y muchísimo más pequeña. - ¿Abuela estás segura que esta es tu casa? – pregunte un poco preocupada. - Por supuesto, esta casa pertenecía a mis padres – dice caminando hacia la entrada de la casa. - ¿Estás segura? – pregunte suavemente. - Claro que sí, estoy vieja pero no loca – dice. Al entrar en la casa, sentí miedo de tocar algo y de tener mala suerte, temía dañar las cosas, pues se notaba que eran muy costosas. Así que opté por no tocar nada y solo observar todo el lugar. La abuela Mary me dijo que haríamos el corrido por la casa al día siguiente, cuando ya estuviéramos descansadas. Ambas, nos sentíamos muy agotadas por haber realizado un viaje tan largo. Fuimos hasta el segundo piso y la abuela Mary me llevo hasta una habitación que quedaba casi al final del pasillo, según ella, esa era la habitación que solía usar de pequeña, así que podía usarla y cambiar las cosas que yo quisiera, podía darle mi toque personal y eso me alegraba, ya que la habitación tenía aun conservando juguetes infantiles entre otras cosas.  Al observar la habitación, parecía que la abuela Mary tuvo una buena infancia, ya que la habitación estaba repleta de muchos juguetes y peluches, me impresionaba que estuvieran tan bien conservados. Al lado de la cama había una mesita de noche, en ella había un retrato. Era la foto de una niña no más de siete años, rodeada por un señor y una señora, supongo que debía ser la abuela con sus padres, se veía feliz con ellos. Luego de idolatrar aquel retrato por varios minutos, sentía que mis ojos se cerraban por el cansancio. Me acerque a mi equipaje, saque un pijama y fui al baño para asearme e irme a la cama, ya mañana le preguntaría a la abuela por sus padres y por esta casa, ya que donde vivíamos antes, eran casas humildes y esta era una casa de ricos, algo que se me hizo extraño.  Felicidad, ese era el sentimiento que estaba sintiendo por estar aquí. Me sentía también ansiosa por empezar mi nueva vida, al fin había llegado a mi nuevo hogar, al fin empezaría una nueva vida. Dure unos minutos pensando en este nuevo capítulo de mi vida, hasta que el sueño me venció.  Me desperté muy temprano, la luz que ingresaba en la habitación junto al paisaje era sencillamente hermoso. Me siento con muchos ánimos, había descansado, mi cuerpo y mente, estaban como nuevos. Sin duda alguna, la cama de la abuela Mary era mil veces más cómoda que mi cama en casa de mis padres. - Buenos días abuela – dije entrando a la cocina que, por cierto, fue difícil encontrarla en esta casa tan grande. - Buenos días cariño, ¿lograste descansar? – me pregunta. - Si, tuve una excelente noche. ¿Y tu abuela, lograste descansar? – pregunte. - Si cariño – dijo sonriéndome. - Abuela, ¿por qué vinimos a esta casa tan grande? – pregunte con curiosidad. - Esta casa pertenecía a mis padres, ha sido la única herencia que me dejaron. Fue construida por mis bisabuelos, duraron años para lograr construirla, así que ha sido heredada a mi abuela, luego a mi padre y luego a mí – dice mientras preparaba el desayuno. - Es una casa muy hermosa – dije, pues era la verdad.  - Lo es, aunque no es tan grande ni hermosa como las otras casas, esta es la más antigua de este barrio – dice. - Entiendo, pero aun así considero que es realmente hermosa, aunque me sorprende que está muy bien cuidada, bueno lo digo, porque llevas muchos años viviendo por fuera – dije acercándome para ayudarla a preparar nuestro desayuno. - Un viejo amigo, es quien se encarga de mantenerla en orden en mi ausencia. Me alegra que te guste la casa – dice. - Me encanta – dije. - Eso es bueno, porque a partir de ahora es tu nuevo hogar – dijo. - Gracias abuela, me hace feliz estar en mi nuevo hogar – dije sonriendo. - Eso es bueno mi niña – responde. - Por cierto, dijiste que un viejo amigo es quien cuida de la casa. ¿Cuándo lo conoceré? – pregunte al recordar que lo había mencionado. - Otro día te lo presentaré – respondió. - Está bien – dije.  Comimos y hablamos de todo un poco, la abuela me contó la historia de cómo sus bisabuelos habían construido la casa. Era la más antigua en esta comunidad, sin embargo, la casa es realmente hermosa. Hicimos un recorrido por toda la casa, al finalizar nuestro desayuno. A medida que la recorríamos me contaba historias de cuando era pequeña, me encantaba escucharla cuando las contaba. Con mi abuela decidimos ir de compras, ya que aún nos faltaba algunas cosas para la cocina, al igual que compraría algunas cosas para mi nueva habitación. Hemos recorrido un centro comercial, donde compramos una nueva computadora, útiles escolares, cortinas nuevas, comida para nosotras y comida para su perro Tom, entre otras cosas. Al llegar a casa, ayude a guardar las cosas de la cocina. Luego fui a mi habitación y empecé a guardar las cosas, cambié las cortinas y cobijas rosas por unas blancas, conseguimos un nuevo escritorio y me puse a instalarlo, tuve que seguir las instrucciones para que cada pieza este en su lugar. Tardé más de lo esperado, pero logré armarlo sin problemas. Tomé mi nueva computadora y la encendí, quería ver alguna película, ya que había ordenado todas mis cosas y había cambiado algunas por otras. Aún tenía tiempo para distraer mi mente, antes de preparar la cena. La abuela Mary estaba cansada por todo lo que tuvimos que hacer hoy, así que yo me encargaría de la cena.  Al terminar de verme la película termine llorando, su historia es muy hermosa, su nombre es milagro en la celda 7. Ver lo que tuvieron que hacer el padre y su hija para lograr estar juntos, la forma en cómo fueron separados, lo que tuvieron que hacer para compartir minutos juntos, fue muy triste. Realmente, ha valido la pena verla. No suelo llorar cuando veo películas de este tipo, pero la historia de esta película me ha tocado el corazón. Luego de haberme calmado, me levanté de la cama y me fui a preparar la cena, tenía planeado hacer algo sencillo, ya que la abuela Mary no se sentía bien. Una vez terminé de preparar la comida, coloque la comida de mi abuela en una bandeja y fui hasta su habitación para evitar que bajara las escaleras. Desde hace un tiempo ha sufrido dolores en su espalda, debido a su edad y no quería que se lastimara al bajar, y más sabiendo que habíamos caminado lo suficiente para estar cansada.  Toc… toc… - ¿Abuela? – digo al tocar la puerta. - Adelante – responden. - Abuela he traído tu cena – dije entrando a la habitación. - No debiste molestarte cariño – dijo sentándose en la cama. - Descuida, sé que estás cansada, así que por eso te he traído algo de comer – dije colocando la bandeja en la mesa que estaba situada al lado de su cama. - Gracias tesoro – dice sonriéndome. - Estaré cenando en mi habitación, claro si no te molesta… – dije un poco nerviosa. - Tranquila cariño, no te preocupes, puedes hacer lo que gustes. Esta también es tu casa – dice agarrando mi mejilla con su mano. - De acuerdo, entonces lo haré – respondí. - Descansa cariño, mañana es el gran día y debes descansar lo que más puedas, la universidad no es tan fácil como la escuela, debes prepararte y estudiar aún más – dice. - Lo sé, si te soy sincera estoy muy ansiosa y algo nerviosa por mi primer día – dije. - Sé que te va a ir bien, eres una excelente estudiante y ni que hablar de tu persona – dice con una gran sonrisa en su rostro. - Gracias – respondí con una sonrisa igual. - Descansa mi niña – dice. - Descansa abuela – dije.   Luego de haber cenado, bajo a la cocina para limpiar el desorden que había hecho al preparar la cena. Una vez que he terminado de limpiar, me dirijo a mi habitación y decido darme una ducha para relajar mi cuerpo. Me coloco un pijama y antes de irme a la cama, organizo todo lo que necesito para el gran día de mañana. He dejado la ropa que me voy a colocar de forma muy ordenada, guarde mis documentos y demás cosas en mi bolso. Al ver que todo estaba listo, me fui a la cama, pero antes de quedarme dormida, decido revisar nuevamente que todo está listo y no se me olvidará nada. - Tranquila, todo está en su ligar – me dije a mi misma. Después de revisar dos veces nuevamente, me acosté en mi nueva cama. Era más grande que la mí y mil veces más cómoda, así que no tarde en caer en los brazos de Morfeo.   Durante toda la noche he soñado que estoy en la universidad recorriendo sus grandes pasillos, ingresaba a un aula y ahí hacía nuevos amigos. Fue un sueño agradable, siempre he deseado cumplir mi sueño de ser toda una universitaria, hacer amigos, conocer chicos y sobre todo conocer el amor.  A la mañana siguiente me despierto apenas escucho la alarma, estiro mi cuerpo y me levanto con muchos ánimos para iniciar este día. Me acerco al balcón y doy una gran sonrisa por este hermoso día. Unos minutos después entro a la habitación, voy al baño para empezar a arreglarme, quiero llegar con un aspecto impecable, pero quiero que sea un aspecto donde demuestre que soy una mujer decente y real, no una mujer ficticia como las tontas populares de las escuelas.    Una vez que estoy lista, salgo de mi habitación y voy a la cocina por algo de comer. Observo la abuela Mary está haciendo sus deliciosos panqueques de avena con jugo de naranja. Me siento en el comedor con ansias de acabarme el desayuno que, por cierto, está más que delicioso...
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