Capítulo 1-2

2781 คำ
Pero como el resto de las cosas hasta ahora, parecía que tendría que lidiar con la decepción. No había sido más que un sueño. Un sueño sin valor ni sentido que se burlaba de mí con todo lo que no me atrevía a querer y sabía que no iba a obtener. Trión. Ahí era a donde iría. Había tenido que hacer entrar en razón a mi hermana, que estaba ahí ahora. Y ya que sabía que esos hombres de Trión eran unas bestias con el dominio y no compartían, me había hecho a la idea de que probablemente me transportarían a ese planeta salvaje y que mi nuevo compañero me amarraría y daría nalgadas en cuestión de horas. ¿Pero tres hombres? Eso no iba a pasar en Trión. No importaba cuán asombroso hubiera sido. Fue un sueño y nada más. Dios. Mi piel estaba empapada en sudor; mi coño seguía hinchado y latiendo por el primer orgasmo que me habían dado. Pero justo como en el sueño, seguía alterada. Ansiosa. Si solo cerraba los ojos, podía sentir la persistente caricia de mi amante en mi espalda. Mi duro y pequeño clítoris estaba sensible e hinchado. Mis pezones dolían porque habían jugado con ellos. Los músculos de mi barbilla estaban cansados por la follada profunda en mi garganta. Aun así, fue todo una ilusión. Un juego mental. Esos hombres no estaban aquí conmigo. Solo la guardiana Egara. Y no era que ella no fuera atractiva, pero no era mi tipo. No, no. No con N mayúscula. Resignada a lo inevitable, suspiré y abrí los ojos para encontrarla mirándome con la paciencia de un maldito santo. Tenía esa mirada que tienen las enfermeras cuando están esperando que proceses cualquier mala noticia que te hubiesen dicho. ¿Ves esta aguja gigante? ¿Sí? Va a encajarse en tu columna. Se sentirá como si te estuviera destrozando la columna vertebral de un golpe. Lo lamento, cielo. La guardiana Egara alzó una ceja. —¿Me está escuchando, señorita Nichols? —Apuesto a que cada mujer a la que despierta de su prueba la odia tanto como yo lo hago ahora mismo —dije con mucho desprecio. Ella se apoyó sobre mí, con su uniforme impecable, su pelo castaño oscuro y elegante recogido en un moño y una expresión casi severa; pero sus ojos grises estaban extrañamente tristes, como si cargara con el peso del mundo sobre sus hombros. Aunque al supervisar las uniones de novias de la Tierra con el resto del universo, quizás sí lo estuviese haciendo. Sin embargo, mi opinión hizo que un extremo de su boca se alzara. —Probablemente. —Y realmente no fue a tres hombres guapos y bien dotados a quienes les dije que me dieran sus pollas, sino a ti, ¿no? Por favor, dime que no lo dije en voz alta. Ahora era ella quien tenía una sonrisa. —No se preocupe, he oído peores. ¡Ja! No de mí, no lo había hecho. Estaba tan avergonzada que quería disolverme como la espuma y escapar de la silla. Me moví en mi asiento lo mejor que pude, considerando que era duro, despiadado, y que mis muñecas estaban atadas. —¿Entonces mi prueba fue completamente normal? ¿Eso fue completamente normal? Ella asintió dando un paso hacia atrás. —Si eso fue normal, ¿por qué sacarme del sueño? Fue cruel. Una chica necesita que sueños como esos duren tanto como puedan. La guardiana asintió, lo que sentí como una seña de que entendía —aunque me había sacado del sueño de prueba en la parte buena— y se sentó en la silla y mesa genéricas. —Porque pronto no será un sueño. Puede ser su realidad —me dijo—. Ha sido emparejada, señorita Nichols, con un noventa y siete por ciento de compatibilidad, lo que es sorprendente. Asentí. —Por eso estoy aquí. Acepto la unión. Envíeme. Estoy lista. Hora de irme de este planeta y reunirme con mi gemela. ¿Cómo se atrevía Mindy a dejarme aquí de esta forma? Quería llorar y gritar al mismo tiempo. En vez de eso, parpadeé hasta volver a tomar control de mis emociones y me concentré en la guardiana. La miré, pero realmente no la estaba viendo. Mis pensamientos se fueron hacia Mindy; hacia el mensaje que había dejado en mi celda. Josh cortó conmigo, el muy imbécil. JURO que no quedan más hombres buenos en la Tierra. No me odies, pero me ofrecí como voluntaria para ser una novia interestelar. ¡He sido emparejada en Trión! Te envío este mensaje para que no te preocupes. Debo correr… o transportarme. En fin. “¡Teletranspórtame, Scotty!” Me casaré con un alien. ¡Ja! Te quiero, hermanita. Te escribiré cuando pueda. Estoy muy emocionada. Me voy de aquí. Ya había oído de textos de ruptura antes, pero esto era peor. Mucho peor. Mi hermanita pequeña —mi gemela idéntica, más joven que yo por tres minutos— me dejó un estúpido mensaje de texto para decirme que se iría del maldito planeta para emparejarse con un alien. Y le había tocado Trión. No vino a hablarme antes de irse de casa. No, me lo dijo justo antes de irse del maldito planeta. Un acuerdo ya hecho. No sabía nada de Trión excepto que los hombres eran grandes, dominantes y definitivamente perversos. Eso estaba bien por mí. Porque luego de casi dos meses agonizando por la decisión, decidí que también iría. Adonde iba Mindy, yo también iba. Somos idénticas y no hay nadie más cercana a mí en el mundo, o universo, de lo que lo es ella. Pero ella ya no estaba en la Tierra. Y yo estaba jodidamente furiosa con ella por haberme dejado. Todavía. Si tan solo me hubiese dicho lo que quería hacer, yo hubiera estado ahí para ella. Podríamos habernos ido juntas, haber pasado por las pruebas y sido enviadas al nuevo planeta. Una boda doble. Nuestros guapos y macizos alienígenas se darían las manos y habrían lidiado con el hecho de que donde una fuera, la otra la seguiría. Como un paquete. Dos por uno. Siempre unidas. Excepto que no lo éramos. Ella me abandonó. Que un novio me cortara no le llegaba ni a los tobillos a que me abandonara mi imprudente, impulsiva e irresponsable hermana. Mi trabajo era cuidarla, asegurarme de que se mantuviese lejos de problemas. Solo era mayor por un par de minutos, pero la mayor parte del tiempo se sentía como si fuesen un par de años. Hoy se sentían como veinte. Mindy me había destrozado, e incluso ahora trataba de no llorar por el dolor punzante del rechazo. Era peor que cualquier ruptura con un novio. Peor que cuando nuestros padres nos abandonaron en casa de nuestros primos y jamás regresaron. Peor que la carta de rechazo que obtuve de mi universidad soñada. Incluso peor que el hecho de que Mindy se rehusara a entrar a la universidad y en vez de eso se dedicara a ser asistente dental. Odiaba los dientes. Odiaba al dentista. Quería ser arquitecta, pero entre mi promedio menos que perfecto y mi muy regular calificación en el examen de ingreso universitario, las grandes universidades no habían hecho fila para lanzarme dinero para una beca. Cuando Mindy se negó a siquiera intentarlo, me resigné a lo inevitable y fui a una escuela técnica. Ahora hacía redacción técnica para un grupo de hombres cincuentones y panzones, cuyas esposas amargadas y niños adolescentes me trataban como su sirvienta y mensajera cada vez que venían a la oficina. El hecho de que Mindy me dejara se sentía como morir. Una parte de mí se moría y tenía tanto dolor que apenas podía pensar. La otra mitad de mí estaba tan jodidamente molesta que quería molerla a golpes en el momento que la viese en Trión. Gritarle. Abofetearla en la cara y exigirle explicaciones. ¿Acaso me odiaba tanto? Quienquiera que fuera mi nuevo esposo espacial, él tendría que lidiar con el hecho de que encontrar a mi hermana era mi principal prioridad. Una vez que estuviera segura de que ella estaba bien y la asesinase, entonces podríamos desnudarnos. Entonces me dejaría vivir en un mundo de ensueño por un caliente minuto y tener un par, espero, de orgasmos fuera de este mundo con un sexy y macizo alien que sería todo mío. Yo no era violenta. Jamás había sido violenta. Jamás había golpeado a nadie, jamás había estado en alguna pelea. Ese era el territorio de Mindy. Yo era la callada. La responsable. Siempre en control. Siempre pensando dos o tres o diez pasos adelante. Ella nos metía en problemas y yo nos sacaba. Pero estaba aterrada de no poder sacarla de esta. Aterrada de perderla para siempre. Demasiado aterrada. No quería estar sola. Sola de verdad. Jamás lo había estado. Y mi hermana siempre me había necesitado. Siempre ¿Y ahora? Ahora solo era una inútil a la deriva. Me sentía perdida. Y, claro, ella me había dejado el mensaje mientras estaba en la reunión semanal de la compañía, así que no pude detenerla. Ahora estaba aquí, pasando por la prueba ocho semanas y dos días después de Mindy. Y estaba aterrada. Finalmente había tomado una decisión, fui al coche y conduje. Era una de las únicas cosas verdaderamente irresponsables que había hecho en la vida. No había finalizado el alquiler, vendido mis cosas ni cancelado el plan del móvil. El mundo podría arreglarse mientras me iba. Fuera de aquí. Mientras me reunía con mi hermana. Además, si lo pensaba demasiado —o más de lo que ya lo había hecho— se sentiría muy permanente, muy aterrador, y temía perder los nervios. Pronto estaría en Trión; ahora que había aceptado el emparejamiento, podría rastrearla y patearle el culo como se lo merecía o darle o una dolorosa muerte en mis manos; luego la abrazaría y me aseguraría de que estuviéramos juntas otra vez. No era como si nuestros padres nos hubieran abrazado o hubiesen tomado alguna responsabilidad por nosotras. Habíamos tenido que cuidarnos entre nosotras desde siempre. —Genial. —La guardiana sonaba satisfecha mientras pasaba su dedo sobre la pequeña tableta. Mientras lo hacía, continuó—: No siempre tengo novias tan ansiosas de irse. Usualmente las convictas no se ofrecen tan fácilmente. —Sí, bueno, no soy una convicta, pero definitivamente estoy ansiosa. Mi hermana fue emparejada. Ella me miró brevemente. —Eso está bien. —Su tono decía que el hecho era completamente irrelevante. Como si lo fuese de verdad—. Tengo algunos detalles estándar que revisar contigo antes de poder comenzar con los preparativos del transporte. —Vamos a por ello. —La apresuré, ansiosa de que comenzara el espectáculo. —Diga su nombre para que quede constancia. —Violet Nichols. —¿Está casada legalmente? «Sí, claro». —No. —¿Tiene algún hijo biológico o legal? —¿Dice que hay mujeres que dejan atrás a un niño? —pregunté, sin responder la simple pregunta. —Esto elimina tal posibilidad —respondió, aunque seguramente habría alguna historia sobre ello. —No. No tengo hijos. —¿Está de acuerdo con esta unión por su propia voluntad? Asentí. —Sí, lo estoy ¿Dónde firmo? —Una afirmación verbal es todo lo que se requiere, Violet, ya que todo está registrado y guardado. Gracias. No estaba muy contenta por saber que mi caluroso sueño había sido registrado, pero la guardiana había dicho que no era la única mujer en salir de la prueba excitada y molesta. Era solo otra cara para ellos. Otra prueba, otro transporte. Y pronto estaría en Trión. La Tierra y este centro de pruebas estarían muy, muy lejos. —Grandioso. Moví mis pies descalzos arriba y abajo en la dura silla, enérgicamente. Quizás era el orgasmo del candente sueño lo que me motivaba a irme. Conseguiría a mi hermana de vuelta y conocería a mi nuevo y guapísimo alienígena. —Maravilloso. Esa es la última pregunta. Dio un paso atrás y una grieta apareció en la puerta, iluminada por una tenue luz azul. Una parte de la pared se deslizó y la silla se movió hacia algún tipo de cámara. Mierda. Me iría a Trión. Ahora. Ahora mismo. Cerré los ojos hasta que algo me pellizcó detrás de la oreja. Grité por la aguja, pero la voz de la guardiana Egara me calmó. —Esa solo es tu unidad de procesamiento neuronal, Violet, para que pueda hablar su idioma. Lo está haciendo bien. Entonces exhalé, dejé que se relajaran mis hombros. Esto realmente estaba pasando. Me iría a ver a Mindy. —Solo deme ese boleto de ida a Trión y todo estará listo. Ella frunció el ceño. —¿Trión? Traté de alzar las manos y frotarme las muñecas, aunque no me dolían. Quería moverme, meterme el cabello detrás de la oreja, levantarme de la dura silla de pseudodentista. Y ese pellizco en la oreja no tenía anestesia. Este lugar, hasta ahora, era mucho mejor que el dentista. Solo sueños con tíos sexys. —Sí, Trión. Ahí me enviaréis. La guardiana parpadeó y luego ladeó la cabeza. —¿Por qué cree que fue emparejada en Trión? —Mi hermana está ahí, así que ahí es donde seré enviada, también. Estaba absolutamente segura de ello. —Qué bueno por su hermana —dijo con voz neutral, como si hubiera ofrecido esas sosas palabras a otros hermanos antes—. Pero usted no fue emparejada en Trión. Mi mandíbula se aflojó y miré a la mujer, perpleja. —Claro que sí, lo fui, iré a Trión. Movió la cabeza lentamente. —No, señorita Nichols. Ha sido emparejada en Viken. Un emparejamiento del noventa y siete por ciento, lo que es bastante sorprendente considerando que tuvo que ser emparejada con tres guerreros. Joder, ¿tres? ¿Acaso dijo tres guerreros? No. Esto estaba mal. Claro, el sueño había sido sexy. Súper sexy. Sorprendente. Pero no era lo que necesitaba. Necesitaba ir a Trión. Fue mi turno de fruncir el ceño. —¿Viken? ¿Y dónde demonios queda Viken? Jamás he oído de ese planeta. —Tiré de las correas súbitamente ansiosa por salir de esta silla antes de que la guardiana Egara pulsase algún botón mágico que me enviase al endemoniado planeta equivocado. No había forma de que fuese a Viken. Mindy estaba en Trión. Trión. —Viken es un pequeño planeta conocido por su… La miré fijamente. —No me importa Viken. —Tirando con fuerza, arrugué el rostro cuando las correas cortaron mi piel. Balanceé mis piernas hacia un costado y empujé, retorciéndome y tratando de levantarme—. No. Yo no quiero ir a Viken. —¿Por qué no? Las pruebas de su subconsciente dictaron que ese era su mejor emparejamiento. Alcé las manos en un gesto para que se detuviera, aunque mis muñecas seguían amarradas. —No. Me niego. —Ya ha sido emparejada —respondió—. Aceptó esta unión verbalmente y para que quedara constancia. Mis manos están atadas. «Sí, las mías también». Tiré de las correas una vez más. —Por el protocolo, debo enviarte al lugar con la mayor probabilidad de un emparejamiento exitoso, y ese es Viken. Sacudí la cabeza. Esto estaba mal. Muy mal. Pero necesitaban novias, ¿no? El programa de novias tenía comerciales por todas partes. Televisión. En línea. A los lados de los autobuses. Ellos estaban desesperados, ¿verdad? Así que ella me enviaría donde quisiera ir. Tenía que hacerlo. —Lo lamento, guardiana. Pero no. Si no me voy a Trión, volveré a casa. —Esto es insólito, señorita Nichols. —Sus ojos ya no estaban tristes, pero la mirada que vi era peor. Lástima—. Está renunciando a una oportunidad de verdadera felicidad, Violet. No puedo enviarla a Trión. Los protocolos de emparejamiento son muy específicos. Ahora que ha sido emparejada, mis manos están atadas. No puedo enviarla a otro planeta sabiendo que será infeliz. Volteando, entrecerré los ojos hacia la mujer. —Guardiana Egara, no voy a ir a Viken. —Cerré la boca, uní los dientes y dije—: Es a Trión con mi hermana o nada. —Pero… —Sáqueme de aquí, por favor. Me voy a casa. La guardiana solo me observó por todo un minuto, obviamente pensando sobre lo que iba a hacer. ¿Acaso las mujeres no rechazaban a sus compañeros? Yo asumía que las mujeres decían que no todo el tiempo. Digo, tener miedo parecía razonable en un momento como este, ¿o no? ¿O acaso yo era la idiota? ¿Negándome la oportunidad de la verdadera felicidad? Pero no. No había felicidad sin mi hermana. Ella era mi otra mitad. No necesitaba un hombre —o tres— para eso. Necesitaba saber que ella estaría bien. Feliz. Sabía que yo nunca estaría feliz hasta saber que ella estaba bien. Juraba que cuidar de ella estaba en mi ADN. —Si no me deja pararme de esta silla, comenzaré a gritar. Ella caminó hacia mí y me miró. —Comete un error, Violet. —No, no es así. No puedo ir a Viken. Su mirada era tan profunda que juraría que sacudió mis huesos, y definitivamente sacudió mis nervios. —Muy bien. La silla volvió al cuarto principal, las puertas extrañas se cerraron, la luz azul desapareció. Entonces, las correas se retrajeron casi mágicamente y me levanté tan rápido que casi la atropellé, sobándome ese sitio dolorido detrás de mi oreja que ahora tenía un extraño y doloroso bulto. No era un error. Solo debía encontrar otra forma de ir a Trión. Debía haber otra manera.
อ่านฟรีสำหรับผู้ใช้งานใหม่
สแกนเพื่อดาวน์โหลดแอป
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    ผู้เขียน
  • chap_listสารบัญ
  • likeเพิ่ม