Tres

1142 Words
K. YongSun — Sunshine, ¿ya has tomado tus medicinas? — preguntó Nana mientras tomaba mi desayuno. — Son malas y me dan sueño — respondí haciendo puchero. — ¡Debes tomarlas! el doctor ya te lo ha dicho muchas veces. — Ya, lo sé. Y lo hice, tranquila — mentí. Realmente odiaba tomar esas cosas; me daban ganas de dormir y no podía concentrarme en clases, sin contar el horrible sabor que tenían. — Bueno, ahora vete a clases. No quiero que llegues tarde — dijo depositando un beso en mi cabeza. — Nos vemos, Nana — dije agitado la mano cuando salía por la puerta. Aún tenía tiempo para llegar a clases, así que decidí caminar hasta allá. Conecté mis auriculares, me los puse y comencé a buscar una canción. Iba tan pendiente de eso que no me fije por donde caminaba y choque con algo; o más bien alguien. — Auch — me quejé en el suelo. Cuando abrí los ojos, frente a mí se encontraba una señora de aproximadamente unos 40 años tirada en la misma posición que yo — Lo siento, no vi por donde iba. — No te preocupes — me respondió con una sonrisa. — Oh, déjeme ayudarla — dije parando y ayudándola. Sentía como mi cara se ponía roja de vergüenza. No la conocía y ya estaba haciendo desastres. — Muchas gracias, eres una chica muy educada. — Por nada, gracias a usted. — Por no regañarme, quise decir — ¿Puedo hacerle una pregunta? — Claro — me respondió con su dulce sonrisa. — Bueno, yo vivo hace muchos años aquí, y nunca la había visto. — Con mi esposo y mis hijos nos mudamos hace un par de semanas, y no nos hemos dado el tiempo de conocer a los vecinos. — Oh, eso aclara las cosas. Si algún día necesita algo, lo que sea, vivo en la casa al doblar la esquina, es una blanca. — Muchas gracias, lo tendré en cuenta. — Genial, ahora debo ir a clases si no quiero llegar tarde otra vez. — Adiós. — Adiós — Me despedí corriendo y me arrepentí por no haberme presentado adecuadamente. (...) — Hola, David — grité cuando pasé por la portería corriendo. No podía llegar tarde, no otra vez. Si lo hacía tendría un castigo, y no quería que me regañaran. Al entrar a la sala no había nadie, a excepción del chico nuevo; que estaba observando su celular. Tomé asiento en mi puesto y me quedé quieta, pero rápidamente me aburrí. — ¿Sabes dónde están todos?-le pregunté. Este sólo me miró y se escogió de hombros para volver la vista hacia su celular — ¿No has visto a nadie? — insistí, era entablar una conversación con él o aburrirme. — No, no he visto a nadie — respondió a regañadientes. — Oh — alargué — ¿Qué tal tu día? — volví a insistir. Este me miró con una ceja alzada y una mueca — Okey, estoy aburrida y no sé qué más hacer. — Pues hasta ahora ha sido molesto — gruñó. — Hey ¿Me estás diciendo molesta? — dije algo ofendida por su comentario. — ¿Ves a alguien más en esta sala? — preguntó sarcástico pero seguía con su expresión sería. — Agh, que amargado — dije cruzándome de brazos y volviéndome hacia la pizarra. Mi pensamiento de un principio estaba cambiando, al parecer este chico si era como se veía. — No soy amargado. — Si lo eres — afirmé girándome nuevamente hacia él y mostrándole la lengua. — Qué no lo soy — dijo irritado — Tú eres molesta e inmadura. — Yo solo quería hablar. Aparte de amargado eres odioso, kook — No me llames así — dijo apretando sus dientes — Soy Jungkook ¿entiendes? Jung Kook — repitió. — Kook, Jungkook, es lo mismo. — Por supuesto que no — respondió seco. — Bueno Jung Kook — dije marcando las sílabas en tono burlón. Cuando me giré, comenzaron a entrar todos mis compañeros hablando entre ellos. Tomaron asiento, pero Seoyeon se acercó a mí. — Hum, ¿YongSun? — preguntó mirando las puntas de su cabello. — Si — afirmé. Era un milagro que me llamara por mi nombre; la mayoría del tiempo me decía "tú" con la excusa de no conocer mi nombre ¡Eso era imposible, llevábamos casi 8 años juntas! — Necesito que me pases la tarea de Álgebra, ahora. — No la tengo — mentí. Claro que la tenía hecha, no completa pero contaba como hecha, jamás había dejado de hacer una tarea. — En ese caso, tendrás tarea extra — dijo tirado su cuaderno sobre mi mesa. Esta se fue riendo hacia su grupo de amigas que la recibieron de la misma manera. No se la razón por la cual Seoyeon era así conmigo. Solíamos ser amigas; ella llegó al siguiente año del que yo lo había hecho, nos llevábamos muy bien. Pero luego del primer año en secundaria, cambió. Recuerdo que al regreso corrí hacia donde ella pero esta sólo me dio una despectiva mirada y comenzó a reír con un grupo de chicas diciendo que solo era una "niña inmadura". Nuestros padres eran cercanos y cada vez que ambas familias se juntaban, Seoyeon actuaba como si nada pasara, era algo que realmente odiaba. (...) Las aburridas cuatro horas de clases seguidas por fin habían terminado, dando paso al tan esperado almuerzo donde todos los alumnos iban al casino a pelear por tener un lugar en la horrorosa y muy larga fila. Pero como yo soy precavida, traía mi propia merienda. Más bien era Nana la precavida, aunque muchas veces la dejaba en casa por error. — Hey, Sun — dice HeSook desde el marco de la puerta — ¿Vienes a comer con nosotros hoy? — Hoy no iré, lo siento — respondí con remordimiento. Odiaba no poder pasar tanto tiempo con HeSook. — ¿Por qué? — preguntó. No le diría que debía hacer la tarea de Seoyeon, ella no estaba enterada del mal trato hacia mí. — Tengo mucha tarea — dije dando un largo suspiro recordando lo que debía hacer para Seoyeon — Gracias de todos modos. — Bueno, si te animas ya sabes dónde estaremos — dice con una sonrisa mientras se aleja. Se podría decir que HeSook es la persona más cercana que tengo en todo el colegio. Por lastima no somos de la misma clase, pero nos conocemos por las clases de educación física. Siempre me invita a comer con ella y sus amigas, pero la mayoría de la veces le respondo que no, simplemente porque no me siento cómoda en ese lugar con tantas personas. Tomo mi mochila, pongo mi cuaderno y el de Seoyeon dentro y me dirijo a mi lugar favorito. Un gran sicomoro apartado de todo el ruido proveniente de la escuela y sus alumnos. Pero cuando llego me doy cuenta que no soy la única como siempre. Alguien se me ha adelantado, y esos ojos negros no parecen estar muy contentos de verme.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD