me encanta leer, por eso mismo haré mi mayor esfuerzo ya que cada novela me lleva al mundo de la ilustración gracias a todos los escritores que nos motivan a mass.
Madeline Crawford salió del hospital, sosteniendo los resultados de las pruebas en sus manos
temblorosas. Había lágrimas en sus ojos, pero no se sabía si estaba feliz o triste.
“Señorita Crawford, está embarazada”. Las palabras del doctor resonaron en sus oídos una vez más.
Hace tres meses, se había casado con Jeremy Whitman; era el joven amo número uno de una prestigiosa
familia que era la envidia de todo Glendale.
El día de la boda, todas las mujeres de la ciudad le tenían mucha envidia de ella. Ella también había
pensado que era la mujer más feliz y afortunada del mundo.
Desde que conoció a Jeremy cuando tenía diez años, se había plantado una semilla en su corazón.
Para ponerse al nivel de Jeremy y robarle otra mirada entre la multitud, había trabajado duro para
mejorarse a sí misma durante los últimos doce años.
Ella siempre había sentido que eran de dos mundos diferentes. Ella era como una niña salvaje que creció
en las ruinas. ¿Cómo podía tener algún tipo de relación con un hombre como él?
Sin embargo, no era seguro si había sido bendecida por Dios o si el Dios del destino estaba jugando con
ella. Hace tres meses, ella asistió a la fiesta de cumpleaños de su amiga. A la mañana siguiente, cuando
se despertó, vio a Jeremy acostado a su lado.
La mancha roja en la sábana prístina parecía extremadamente llamativa. Describía lo que había sucedido
entre ella y Jeremy la noche anterior.
Cuando Natalia Sainz abrió los ojos, ya eran las
tres de la madrugada. Un hombre estaba tumbado
a su lado con el rostro alejado de ella, pareciendo
estar profundamente dormido.
Mirando su espalda desnuda, recordó lo que
había sucedido hacía unas horas. Sólo pensar en
cómo había tenido sexo cinco veces anoche hizo
que sus mejillas se sonrojaran de vergüenza.
¿Cómo es que este tipo tiene tanto aguante?
Ugh ... genial, ahora hasta caminar le dolerá.
Se alejó en silencio de la cama mientras luchaba
por soportar el dolor que la atravesaba. Apretando
los dientes, se puso la ropa y salió de la suite
presidencial, llevándose todas sus pertenencias.
Justo cuando salía de la habitación, una figura se
puso delante de ella y la detuvo en seco.
-¿Cómo ha ido? ¿Está hecho el acto?
Era su hermanastra paterna, Jazmín Sainz.
-Sí -respondió Natalia con un movimiento de
cabeza.
-¿Estás segura de que no te ha visto la cara? -
presionó Jazmín con urgencia.