Para todo Alpha su prioridad siempre será su manada, cada habitante bajo sus dominios son su responsabilidad. ¿y como se garantiza que la manada prospere? Con una Luna fuerte que gobierne junto a él. Nathan Callaghan encuentra a su Luna, quien no es lo que él ni nadie esperaba. Una bruja. Esta especie en particular es desprestigiada por el resto, muchas personas desde hace siglos se han dejado llevar por rumores. Según habladurías las brujas no son más que criaturas violentas que hacen pactos con entidades diabólicas y sacrifican bebés por sus causas. La unión de almas es un acto sagrado, un lazo entre la pareja con el que no se debe jugar. Cada unión es especial y sustancial, principalmente para los Alphas. Toda manada necesita a su Luna: la hembra líder, la mujer del Alpha. Son primordiales. Las palabras Luna y Bruja no entran en la misma oración. A causa de la injuria de los demás el apasionado romance interespecífico fue cuestionado y llevado al final de una forma desastrosa. Después cometer un acto más que despreciable y lastimar a su compañera, él tendrá que afrontar con las consecuencias de sus actos. Nathan se encuentra perdido desde el abandono de su Luna, ya no es el líder orgulloso y confiado, le falta una parte. El dolor que conlleva la pérdida es más que insoportable y un fuerte distractor de lo importante. Ahora cuando se encuentra más que vulnerable, con el corazón partido y el alma incompleta, deberá enfrentarse a un enemigo formidable. Tendrá que tener los ojos bien abiertos. Nada es lo que parece. Sus enemigos están más cerca de lo que él cree.