En todo encuentro romántico hay dos personajes, uno es la bestia y el otro la damisela. El amor es quien mata a la dama, el erotismo hace más fuerte a la bestia.
Tal vez me cansé de ser la damisela o quizás era mi destino enamorarme de una bestia.
Un amor hecho en la oscuridad. No era a medida, no era de a dos.
Una obsesión, eso es lo que era, estaba loca y perdidamente enamorada del chico rudo que seco mis lágrimas y robo mí primer beso. Talvez era su mirada, fría, desinteresada, quizás sus palabras llenas de sabiduría, tenía mucha vivencia en cada frase.
Descubrí quien era yo en pocos minutos, y desde entonces supe lo que deseaba ser, y el deseo, la obsesión de obtenerlo creció.
Al final de la historia sabrás…
La damisela era la verdadera bestia, y el ser oscuro se transformó en damisela.