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1903 Palabras
Valquiria me dejó en una habitación enorme que bien podría ser mi casa en este lugar, es enorme y me gusta lo espacioso que es. Hay un armario con un ropero igual de grande que mi dormitorio, Dios me encanta. Pero lástima que sólo voy a durar un año aquí. P Me pongo un vestido que me llega a las rodillas y es de tirantes, se ve muy bonito. Es mío. Mi mamá lo hizo para mí antes de fallecer, pero no por eso lo menosprecio. —¿Lista? Los ojos de Valquiria se abren un poco al verme, luego se rasca la cabeza y mira al pasillo. —¿Sucede algo? —No comprendo al idiota que te trajo—dice confundida. —¿Por qué? —Eres bonita, no entiendo que mierda… —Soy Omega o lo era… o… o lo soy todavía—digo triste. —Parece que su madre no le enseñó nada. No tiene caso pensar en eso, me encamino a ella para poder ir a dónde sea que me vaya a llevar, sonríe antes de que me conduzca por el pasillo que nos saca de dónde están los dormitorios y me va explicando dónde está cada cosa por si quiero leer algo o ayudar a las personas que mantienen limpio este lugar aunque me advierte que de querer ayudar Darius me va a dar una tanda de gritos antes de encerrarme en mi habitación. Ese era mi plan. Creo que mínimo limpiaré mi habitación, para que nadie la limpie por mí. Valquiria me va diciendo que las personas se levantan temprano para tener el desayuno a tiempo y que muchas de ellas me ayudarán a no sentirme sola en este lugar, incluyendola a ella. —¿Cuántos años tienes, Emily? —Ciento nueve. —Joven. —¿Y tú? —Quinientos doce. —Son muchos años—suelta una risita antes de poner sus brazos sobre mis hombros. —Sí. Soy más grande que tu pareja idiota. —¿Cuántos años tiene? Se detiene en seco antes de girarse a mí y verme buscando algo de burla en mi cara o buscando algo más en mi pregunta. —¿No te dijo nada? —Sólo que… no. No me dijo nada. —Lo mataré—gruñe. Suspira antes de ver qué no le respondo a eso. —No te dejará dormir con él, ¿Cierto?—niego despacio. —Tiene un año… sino vendrán por mí y me regresarán a mi manada—guarda silencio y como lo hace continúo—. Dudo soportar un año siendo ignorada por mi pareja. Creo que moriré de tristeza antes de que ellos vengan. Retomo el camino al pueblo antes de que ella decida algo. Me distraigo viendo los puestos y cosas que este lugar tiene, Valquiria me lleva a un lugar donde podemos comprar ropa para mí, y un par de cosas extra para ella. No mencionamos nada de nuestra conversación de hace rato, pero es cierto lo que le dije, es probable que yo muera de tristeza por ser ignorada, mi madre me contó que así le pasó a una de sus ex compañeras, murió a los ocho meses de haber encontrado a su pareja, cuando pudieron ir al Templo Lunar a separarse ante la luna. Valquiria resulta ser una bruja escarlina lo que significa que bloquea mentes y usa la mente como herramienta principal para sus dones. Llegamos al castillo antes del atardecer. Valquiria se detiene al ver a Darius en un sillón mientras bebe algo de licor. —¿Tan temprano y ya en casa?—dice una voz masculina desde las sombras. —¿Qué no Darius te hizo cenizas?—juega Valquiria. —No. La sombra se hace visible y entiendo por los ojos que es un vampiro, tiene los ojos color escarlata y eso lo hace peligroso y mi loba no evita gruñirle. —Al parecer a la Luna no le agradas. —No es la luna de nada—gruñe Darius antes de tomarle al licor en su vaso. —Lo es. Quieras o no. —Vete al diablo, Valquiria—le gruñe Darius—. Y tú—me apunta a mí—. Vete a tu recámara que no tengo ganas de discutir con este par frente a ti. —Si. —Eres un idiota—le grita Valquiria—. Sabes perfectamente lo que va a pasar si no la… —Una boca menos que alimentar. Me detengo a mitad de la escalera. No puedo creer que lo haya dicho, abro la boca antes de sentir las gotas que salen de mis ojos. Es… moqueo antes de volver a subir las escaleras, cuando menos lo pienso ya llegué a mi cuarto. Me dejó caer mientras estoy pegada a la puerta y con todo el dolor de mi corazón lloró como nunca antes lo había hecho. Para mi pareja soy sólo un estorbo cuando se supone que debo ser lo más importante. Me transformo y me quedó pegada a la puerta, mis chillidos se han de escuchar por todo el lugar, pero no me importa. Prefiero eso a… voy a morir al mismo tiempo que mi papá, pero en mi caso de tristeza y dolor. /// Me quedó en cama todo el día. No me levanto ni para ir a comer. Aunque debo hacerlo, me quedo en donde estoy y poco a poco se me hacen eternas las horas, así es por varios minutos hasta que me duelen los huesos de estar acostada. Escucho un par de susurros afuera, al parecer Darius tuvo una salida a quien sabe dónde para ver lo de un problema con las cocechas y no estara por al menos tres días y son los mismos en los que no saldré a ningún puto lado. Aunque debería porque este castillo también es mío aunque el idiota de Darius no quiera. /// —¡Muévete de la puerta, Valquiria!—Darius. —¡Déjala en paz!—le contesta de igual forma. —Soy tu maldito Alfa y te estoy ordenando que te muevas a la chingada de esa puta puerta. De ahí no escucho nada más que un gruñido de advertencia y después el sonido de la puerta antes de un fuerte azote. —¿Por qué mierda no has bajado a comer?—me grita con el mismo tono que a Valquiria. —No es de tu incumbencia. —No es de mi incumbencia—repite de manera sarcástica. Toma mis pies antes de jalarme fuera de la cama y dejar que mi parte delantera se de un buen golpe. Grito antes de que me deje en el suelo. —Quiera o no eres mi maldito problema, Emily—gruñe en tono amenazante—. Así que vas a bajar a tragar o yo mismo vengo a darte. —No voy a comer. Prefiero eso a que me mates de… —Escúchame bien, Emily—me gruñe en la cara—. Sí de mí dependiera te hubiera dejado en donde te encontré, pero no puedo porque todavía no decido si regresarte en una caja de madera o marcarte. Dudo mucho que sea lo segundo. —El Templo Lunar… —No. Me suelta antes de encaminarse a la puerta, no quiero evitar lo que voy a preguntar. —¿Por qué no me quieres?—se detiene en seco—¿No se supone qué debo ser importante para ti? ¿O acaso soy poca cosa para el gran Alfa? —Calla… —Respóndeme Darius—se da la vuelta y sigue callado—. ¿Soy poca cosa? —Cállate. —¿Por qué no simplemente me arrojas por la ventana?—su expresión se mantiene igual—¿Es por qué no soy una Beta o una Medium? —Cierra la boca, Emily—una lagrima cae por mi mejilla sin que nada la detenga. —¿Para eso me quieres aquí?—ataco de nuevo—¿Para tenerme como un simple fantasma que camina por los pasillos? ¿O para que tengas una prostituta gratuíta? —¡Cierra la maldita boca o te la cierro!—bajo la cabeza cuando me grita eso. Tallo mi cara al sentir muchas lágrimas cayendo, las quito con enojo y me arañó sin querer. —¿Por qué creí que cuándo encontrará a mi pareja sería el momento más feliz de mi vida? Me doy la vuelta para dirigirme de nuevo a la cama, no me detiene y deja que haga lo que quiero. Después de un par de minutos sale del dormitorio, y un sollozo sale de entre mis labios. —Ahora sólo… sólo quiero no haberlo encontrado nunca. Me quedó llorando por unas largas horas, ni siquiera viene a traerme comida como dijo que lo haría. /// Leo con cuidado los archivos que el Templo Lunar mandó a todas las manadas para las bibliotecas públicas, que es donde se puede informar cualquier lobo sobre el tema de sus parejas con mayor profundidad. Valquiria me dijo que aquí era la biblioteca cuando venimos al pueblo el día que venimos a comprar ropa, por eso estoy aquí. Muchos lobos piensan que soy una Omega de intercambio y que por eso Darius me trajo, es lo que se rumora en el lugar. Valquiria me lo dijo anoche, cuando me llevó un plato de sopa. Dijo que Darius le ordenó que no volviera a menos que el plato estuviera vacío. Me lo comí aunque cuando ella se fue vomité todo lo que había comido. Sé que no debí hacerlo, pero no me importa matarme de hambre, de todas formas moriré en unos meses. La bibliotecaria lee con cuidado una revista de viejos hábitos de consumo y no sé que tanto mientras yo tengo el libro del templo en mis manos. Ladeó los labios antes de anotar en una hoja lo que me puede servir para solicitar una cita en el Templo Lunar para antes de dos meses. Es la única forma que tengo de salir viva de esto. Al terminar mis apuntes y hacer un borrador del escrito voy con la bibliotecaria para darle el dinero por los servicios usados. Soy Omega y tengo que pagar por esto, si Darius me hubiera declarado Luna esto no se me cobraría. La anciana toma el bonche de hojas que utilicé para contarlas y luego revisar con cuidado el libro, por lo largo de sus uñas y la túnica negra deduzco que es una de las pocas brujas de Luna que quedan en la actualidad. —Hace mucho que nadie leía este libro—comenta viendo el título del ejemplar que leí desde la mañana que llegué—. Y menos una loba joven. Le doy una sonrisa leve que no me alcanza a llegar a las orejas. —¿No te tocó buena pareja?—niego despacio—El Templo no recibe nada electrónico, una carta con postal vendría bien. —¿A qué dirección pongo la carta? —Sólo pon la carta como si fueras a mandarla a cualquier persona, la dejas en un lugar donde la luz de la luna le dé y sola se mandará al Templo y de igual forma te llegará la respuesta. Agradezco antes de pensar que hoy hay luna llena.
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