Ver la tranquilidad con la que tomó lo que quiera está contenido en esa hoja me estresó, tanto que sin importarme los dos chicos que están allí al frente de nosotros, le arrebaté la hoja de las manos para matar la curiosidad. De solo leer cada palabra, me preocupé aún más por ella y su suerte. ¿Cómo es posible que leyendo la amenaza que le dirigen con nombre y apellido ella permanezca en total tranquilidad?, actúa como si nada le sucediera, como si le estuvieran enviando una notificación cualquiera y no un aviso de pase de factura con consecuencias lamentables en caso de que ella no decida dar un paso atrás. —¿Qué piensa hacer Licenciada? —escucho que le pregunta uno de sus escoltas adelantándose a lo que yo iba a preguntarle, como si leyera mis pensamientos. —Nada —responde con la tra

