Lenet, en su equipaje, no tenía ropa elegante ni algún vestido seductor para ir de fiesta. De hecho, en su tiempo libre, prefería informarse, seguir estudiando mejor el idioma y tener conversaciones más fluidas en griego. Pero había aceptado salir. Algo que no procuraba, que jamás le había animado a hacer. Así que simplemente se puso una camiseta de tirantes, jeans y sandalias. Se cepillaba el cabello, lo había peinado en una media coleta. El teléfono sonó. Contestó de inmediato al ver en la pantalla que se trataba de su madre. —Hola, mamá. —¿Lenet? Creí que ya dormías. Lenet sonrió. —No, mamá. Y de todas maneras te contestaría, aunque hubiera estado acostada. Pero no te preocupes, estaré despierta un par de horas más. Una compañera me invitó a salir… Olena, que estaba frente a la co

